Cúpula de Libros
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Emilio Castillo
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AFICIONADO
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El imperio de las arenas (titulo tentativo). Empty El imperio de las arenas (titulo tentativo).

22.01.16 8:11
El sol quemaba su piel y no le dejaba abrir completamente los ojos, la arena flotaba por los aires junto con el viento y jugaba a irritar cada parte de su cara, estaba empapado de sudor, le dolían terriblemente los dedos de las manos y las plantas de los pies, tenía una cortada muy fea del lado derecho del pecho y otra sobre la ceja izquierda, esta ultima sangraba de forma preocupante y no le dejaba ver bien por ese ojo, estaba tumbado de espaldas a el suelo arenoso y caliente bajo el infernal sol del desierto de Ark-Atagarr. Estaba agotado, herido y conmocionado por un golpe que había recibido en la sien derecha; oía gritos lejanos y voces entremezcladas incitando a la muerte, pidiendo sangre derramada sobre ese suelo sobre el cual pisaba. Por un instante sintió que el tiempo corría muy lento, casi se había paralizado, y solo sus pensamientos iban a la velocidad usual. En ese momento llego su imagen, siempre presente y siempre gigante, después de todo lo que había pasado en los últimos seis años ella aún era su única razón para seguir luchando y ni siquiera sabía si todavía se encontraba con vida. Deseaba quedarse así, tirado en el piso pensando en ella, en la última vez que la había visto con su gran sonrisa de marfil y sus ojos ámbar, en aquel balcón mientras el viento jugaba con su pelo castaño. Pero luego imaginó donde podría estar, en las manos de que maldito mercader de esclavas de el sistema Atagarr, en que agujero del desierto mal llamado cabaret la podrían haber llevado, o a los palacios de la flor de Gash a servir a los sobrevivientes de las cien batallas; recordó que cuando estuvo en Rosk-Atagarr, el conde Nobbejah lo llevo con él al palacio de un rico caudillo de un ejército mercenario de el sistema Kertan que estaba sirviendo desde hace años al Emperador Tormesh en la guerra contra los nativos de los desiertos rojos. Este sucio bastardo tenia a sus esclavas en jaulas y desnudas como animales, y las que estaban fuera las mantenía con collares atados a cadenas, fijadas a su silla. Si Patricia estaba sufriendo uno de esos terribles destinos el no podía dejarse matar en esa arena, tenía que luchar por su vida y de una manera u otra conseguir su libertad. Tenía que buscarla y salvarla de esa miseria. Ya no tenían un hogar adonde regresar pero él la protegería de ese hostil sistema donde estaban y de alguna manera la llevaría fuera de allí, tal vez a el sistema Yosk, estaba muy lejos pero le habían dicho que en ese confín lejano había triunfado una revolución, que no habían traficantes de esclavos, ni cazadores de personas, ni amos. Además había un pequeño planeta azul, con mucha agua y con selvas húmedas, si, allí la llevaría.
-Primero tengo que salir de aquí vivo – Pensó mientras se levantaba de el suelo arenoso.
Miró como se acercaba por su izquierda el filo de una hoja, la pudo esquivar girando sobre sí mismo y se puso al fin de pie. Hizo frente a un luchador del desierto rojo, mucho más alto que él y el doble de fuerte. Tenía que matar a este desgraciado que, al igual que él, había sido obligado a estar ahí. No lo disfrutaba pero era lo que tenía que hacer si quería volver a verla. Así que respiró profundo, lo miró a los ojos, esos ojos negros de pestañas absurdamente largas y tupidas, seguro como adaptación al desierto, y de expresión fría y dura. Sabía que él no dudaría en rebanarle el cuello así que él tampoco podía dudar, después de tantos años aun le costaba mucho quitar una vida en la arena, pero por algo era el campeón de Nobbejah y no moriría ese día. Calmó el temblor de su mano izquierda con el callado rezo de los sangre negra y se mantuvo en guardia esperando la embestida de su contrincante. Podía oír su corazón acelerado y los pasos del gigante que corría hacia el blandiendo un gran espadón. Todo paso muy rápido, como solía ser al final. El miro al suelo, regado en sangre, miro su mano de la daga bañada con el alma de su rival y lloro en silencio, había dolor en su llanto, pero también esperanza. Otro paso más hacia su amor, otro paso más hacia la libertad.

Este es el prólogo de mi actual proyecto, estoy totalmente abierto a cualquier crítica constructiva, aunque sería un poco hipócrita decir que no lo hago para que me lean, pero eso es lo que desea un escritor ¿no? No importa ser apreciado pero si ser leído. Bueno aqui les dejo esto y más adelante estaré compartiendo el progreso de la historia. Gracias por la atencion prestada. Very Happy
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