Bailes para sanar heridas

Clementine está sentada frente a la computadora con un ceño fruncido plasmado en su rostro. Lee nuevamente el mensaje que le dejo su novio (ahora ex) donde termina con ella y la única razón que le da es que simplemente ya no la ama, también le dice que mañana pasará a recoger sus cosas de su casa y si puede que las prepare, “Cerdo asqueroso” masculla enojada. Únicamente lleva la camisa blanca que le pertenecía a él y su ropa interior. Tiene deseos de quemar la prenda, en realidad, tiene deseos de quemarlo a él, que sufra como ella está sufriendo ahora. El enojo rápidamente pasa a ser una tristeza aguda, y el que una tormenta eléctrica azote la ciudad no ayuda con su melancolía. Las lágrimas pican en sus ojos, amenazan con salir y Clementine usa toda la fuerza de voluntad que posee para impedirlo, no quiere llorar por Iván, no se lo merece. Pasa una mano por sus ojos para ahuyentar las lágrimas y ve como sin querer ha corrido el delineador manchándose los dedos, gruñe con frustración y a continuación se recoge el pelo en un moño bastante desestructurado. Se dirige hacia la cocina, saca de una alacena una botella de vodka y un vaso, y del refrigerador una cubitera de hielo; vierte el líquido junto a unos cubitos de hielo en el vaso y vuelve a su habitación, esta vez con el vaso y la botella en las manos. Se sienta detrás de su escritorio y vuelve a leer el mensaje mientras bebe, una risa seguida de un suspiro se escapa de su boca, no puede creer lo que le está pasando, su orgullo pisoteado como si nada. El vaso rápidamente se vacía y ella vuelve a llenarlo con el líquido transparente, se levanta y pasea  por el lugar, mirando las fotos de ellos en Francia un año atrás, la felicidad que emanan esas fotos, y los recuerdos que guardan, es tan fuerte que la lástima, más de lo que puede admitir, la hace desear nunca haberlo conocido porque ahora mismo no puede soportar el dolor en su pecho. Toma una de las fotos, ella  sale con una gran sonrisa, él la abraza por detrás y esta besando su mejilla, de fondo esta la Torre Eiffel junto a un atardecer que cualquier pintor moriría por retratarlo en un lienzo; presa del enojo parte la foto en dos varias veces hasta hacerla trizas, tira los pedacitos en el suelo y los pisa maldiciendo a todo ser que se le cruce por la mente, en especial Iván. Para y se queda quieta por varios minutos, quizás veinte o treinta, parece estar desconectada de la realidad, perdida en sus pensamientos. Súbitamente deja de sonar la triste partitura de piano de su reproductor y comienza a sonar “Just Like A Dream” de Lykke Li, su canción favorita. Clementine empieza a bailar alrededor de la habitación, sin mucha coordinación al principio, unas simples vueltas a la vez que levanta sus brazos y los mueve como una bailarina de ballet, mientras sigue bebiendo del vaso, ríe y unas cuantas gotas caen sobre la camisa, lo que la hace reír aún más sin ninguna razón. Se balancea por la habitación al ritmo de la música y canta siguiendo la letra a la perfección; ha escuchando la canción millones de veces pero es la primera vez que la hace sentir de esta manera, le pone la piel de gallina, le genera una sensación de plenitud que nunca hubiera sentido en un momento así. Por un instante se olvida de todo, de la tormenta allí fuera, de la maldad de Iván, de que tiene que buscar sus cosas para que las venga a recoger, de su aspecto; incluso se ríe a carcajadas de su aspecto (delineador corrido, vestida solo con una camisa salpicada, un moño desordenado sobre su cabeza), paso de parecer una mujer sombría a parecer una mujer loca y eso le hace gracia. Sigue bailando por todo el cuarto mientras se repite a sí misma varias veces: “No voy a dejar que me afecte, no sé merece ni siquiera eso”, la canción sigue sonando de fondo y ella continúa bailando, la melancolía ha desaparecido y ha sido reemplazada por una plenitud que la llena de felicidad. Se siente bien, su orgullo ha vuelto a su lugar de siempre y reflexiona: “Nadie puede derribarme, nadie puede hacerme sentir menos si no lo deseo así, tengo la habilidad de poder evitar sentirme mal y de poder bailar para alejar las tristezas, mandarlas lejos, más allá del sol.” No vuelve a pensar en él en toda la noche, ni a la mañana siguiente (no le afecta cuando se aparece para buscar sus cosas que ella, con el mejor de los humores, ordenó), tampoco piensa en él en los días siguientes; su imagen es un recuerdo lejano, un recuerdo bonito que ya no le causa dolor, solo el placer de poder empezar de nuevo.

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La verdad es que me siento un poco insegura respecto a esta historia, creo que podría pulirse un poco más, aún así, espero que les guste. Pueden dejarme su opinión si quieren, me gustaría mucho. ¡Besos!

¿Qué puedo decir? Mmmmmmmmm... Me fascino!!!
La verdad la forma de superación fue genial, así tendría que ser en la vida real. En serio, me gusta mucho como escribes.
Espero poder leer mas!!!
Me gusto muuuucho! =)

PD: Lo leí escuchando la música que ella baila ajajaja

Ali escribió:¿Qué puedo decir? Mmmmmmmmm... Me fascino!!!
La verdad la forma de superación fue genial, así tendría que ser en la vida real. En serio, me gusta mucho como escribes.
Espero poder leer mas!!!
Me gusto muuuucho! =)

PD: Lo leí escuchando la música que ella baila ajajaja

¡Muchas gracias, Ali! Me alegra muchísimo que te haya gustado. Y la verdad es que tienes razón, tendría que ser así de fácil superar las cosas en la vida.

No hay de que ^^
Escribes muy bien, espero que sigas subiendo más historias. Me gustan mucho las historias cortas =)

La verdad a mi realmente me encanto, fue una historia con un comienzo triste pero termino bien. Me agrado muchisimo.