Bailes de oro

Todo solía ser constante, inmutable.
Todo era monótono, yo seguía el baile sin preguntarme, sin saber. El ritmo se sentía bien, era satisfactorio.

Cada paso, cada ida y vuelta, todo fluía al mismo ritmo. No me lo cuestioné, parecía lo correcto.
Pero en medio de la danza esclavizante, un paso fue hecho al costado, rompiendo el ritmo.
Me sentí incómodo, intenté volver al baile, pero perdí el control sobre mi cuerpo y volví a pisar al costado. No supe regresar, sentí miedo.

No obstante, uno de esos pasos desafiantes me llamó la atención, en medio del miedo y la desesperación, encontré algo raro, algo que me entusiasmó.
Con cautela intenté seguir ese paso, explorando, lentamente me dejé llevar por él y descubrí un
nuevo baile. Un baile irregular, donde cada paso podría dejarme al borde de un abismo infinito o llevarme a lo mas alto de una montaña.

Me crucé con otros bailes que me miraban raro, ellos danzaban como yo solía hacerlo, lucían apagados. Pero levanté la mirada y encontré una nueva pista, donde todos bailaban de las formas mas insólitas, con deformidades hermosas.
La pista brillaba con bailes de oro y hacía ella me dirigí. Nunca creí que tantos bailes diferentes podrían formar una hermosa, descabellada y desafiante armonía. Me uní a ellos, nunca me sentí tan libre.