El Sabio y su mundo

En el principio de todos los tiempos, vivía un Sabio a orillas en donde termina el universo, poseía un don como ninguno y no existía otro ser en todo el infinito con tal poder. Dar vida, ese era su don, el atributo de su naturaleza y así empezó todo. Un día, encontrado un bonito lugar y gracias a su don, vio crecer su semilla en la tierra, el hombre nació y con el nuestra historia.

El Sabio tenia ahora una familia, 4 hijos con quienes compartía su obra, observando siempre a los mortales en la tierra. Lucifer era el mayor de todos, fuerte, de una mirada mas profunda que cien océanos y el cabello negro como el carbón, el mas querido por su padre también puesto que era el primogénito. Gabriel, quien ansiaba ser igual de querido que su hermano mayor, seguía a cabalidad todos y cada uno los mandatos de su padre, era un guerrero por naturaleza y habría hecho lo que fuera por complacer al Sabio. El tercer hermano, Rafael poseía un don muy singular de entre todos, capaz de apaciguar a la mas feroz de las fieras, ese era su don, la paz, tenia un carácter amigable y siempre tranquilo. Miguel  por otro lado, el ultimo de los hijos, era rebelde y obstinado, siempre cuestionando a su padre aunque siempre terminaba por cumplir sus mandatos, pues era de corazón noble y sin rastros de maldad.

Con el pasar del tiempo, el Sabio vio crecer su semilla en el mundo, los que en la tierra habitan hacían avances a diario y su modo de vida cambiaba a pasos largos, pero, los mortales son distintos a quienes los crearon, sus corazones eran mas frágiles, mas consumibles. El Sabio tenia muy en cuenta que: donde hay luz siempre habrá oscuridad, y el día que temía llego. La oscuridad en los corazones de su pueblo crecía a ritmo acelerado, incontrolable, proveniente de un mundo al cual nadie se había aventurado, o si bien alguien lo hizo un día, no había regresado jamás.

Destrozado y sin nada que hacer, el Sabio se lamentaba viendo a su semilla perecer. Controlar la oscuridad era tarea casi imposible, El no podía dejar solos a sus hijos y aventurarse a ese mundo. Perdida casi la esperanza, y viendo a su padre destrozado, Lucifer hablo: –Se lo que has pensado padre, y también se que no te atreverías a poner tal peso en mis hombros, así que yo, humildemente te lo pido, déjame hacerte sentir orgulloso-. Con lagrimas en los ojos, el Sabio acepto, y fue entonces que su primogénito se embarco en un viaje sin retorno, el lo sabia, sus hermanos y su padre lo sabían también, pero nadie dijo nada.

Paso el tiempo y la oscuridad se había equilibrado, si bien no había desaparecido de los corazones mortales, ahora parecía estar controlada y todo fue felicidad un tiempo, aun cuando el Padre se lamentaba en silencio por su hijo amado.

Lucifer hacia su trabajo, su padre hacia el suyo, por otro lado, Gabriel se decía a si mismo que pudo haber sido el quien aceptara tal tarea para complacer a su padre. Rafael por su parte, escribía en el cielo a diario, esperando la respuesta de su hermano mayor, de vez en cuando le enviaba estrellas, que recorrían el espacio fugazmente y se adentraban en la oscuridad. Miguel, descuidado como siempre, un poco torpe como son los jóvenes a su edad, parecía no verse afectado por nada, perseguir a los seres de nube era su pasatiempo favorito, atraparlos y convertirlos en agua que dejaba caer sobre la tierra.

La tranquilidad no había durado mucho, pues como saben, la oscuridad es muy impredecible, difícil de controlar, un veneno que consume lento si luchamos y si no se tiene cuidado pues, les pasara como a Lucifer, quien empezó a verse mas decaído y enfermo día con día. Al final la oscuridad termino por dominarlo y el Sabio, con lagrimas que no corrían por sus mejillas pero que dolían en el alma, cambio. Se había vuelto mas frio con el mundo, culpaba a la debilidad de los mortales y a sus corazones corruptos, -Por intentar salvarlos perdí a mi hijo- pensaba, y donde una vez hubo sonrisas y amabilidad ahora se plantaba un gélido carácter. Aun era justo con su pueblo, pero el enojo y dolor de haber perdido a su hijo mas querido lo consumían de a poco. Gabriel, quien estaba siempre pendiente de complacer a su padre, ahora era su mano derecha, el látigo con el que se castigaba a los del mundo terrenal, sin preguntar, sin negarse, obedecer era todo lo que Gabriel hacia. Rafael, quien su bondad era inmensa, no soportaba ver como su padre castigaba a quienes había creado y antes mostraba compasión, sufriendo en cada acto de furia desatada por su padre contra los mortales, un invierno solo se marcho. Los años habían pasado, y Miguel se había hecho fuerte por su cuenta, era mas centrado y el juego de las nubes había quedado atrás. Puesto que su padre no prestaba la mas mínima atención afectuosa a ningún mortal de su creación, en secreto Miguel ayudaba a quien mas podía y los liberaba del castigo eterno de su padre. Con el pasar del tiempo y un buen otoño, los pecados de los mortales habían llegado muy lejos ya. Lucifer, consumido por la oscuridad, se apoderaba ahora de los corazones de la humanidad. Entonces el Sabio no tuvo mas opción que decretar el ultimo castigo y ponerle fin…continuara x_x