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Misrra: Capítulo 4: Estudiando a los cíclopes
14.02.15 10:19
!Hola! como casi cada día traigo otra parte de mi escrito, espero que os guste. Acepto criticas buenas y malas como siempre jejeje! Gracias de antemano
Capítulo previamente corregido
Capítulo 4: Estudiando a los cíclopes
Capítulo 4: Estudiando a los cíclopes
El primer día de Javier en el ejército real fue muy rutinario, no tuvo nada en especial, recibió el uniforme del ejército real y una espada de acero oscuro. Lo único diferente que le pasó fue conocer a uno de sus mejores o quizá su mejor amigo y compañero. Aun que Javier estaba contento también estaba muy nervioso como es normal. Toda su vida había estado entrenado con el Domador y no había tenido demasiado tiempo para jugar con los niños y niñas. Así que relacionarse con gente para él no era que digamos algo demasiado sencillo. Además, su fama de hijo de padres ricos y de niño entrenado por el Domador le precedía y eso aún le daba más fama del típico niño mal criado. Así que, durante la hora de comer se sentó en una de las mesas del cuartel, no sin antes dejar la espada de acero oscuro en su respectivo lugar fuera del comedor. Nadie se le acercaba para comer a su lado así que comenzó a comer solo cuando de repente un grupo de chavales de su misma edad se le acercaron y uno de ellos llamó sua tención tocándole el hombro.
Oye, nosotros siempre nos sentamos aquí ¿Puedes darte el piro?
¿Cómo que siempre? Es el primer día.
Parece que se las da de listillo. Está bien te lo explicaré, no aprobé el examen final y tengo que volver a hacer el curso de iniciante.
Aha….
Salte
En esta mesa hay cuatro sillas más, cabes perfectamente.
Mira paleto, nosotros somos cuatro así que no cabemos si te sientas en nuestra mesa.
Según mis cálculos matemáticos uno de los tuyos tendrá que irse.
¡Jajajajaja! – Este chico de diez y seis años cogió del cuello del uniforme a Javier y lo levantó de la silla.
Suéltame.
¡Fuera de aquí paleto! – Dijo el grandullón mientras lo empujaba.
Javier cayó al suelo pero se levantó muy rápidamente, así que antes de que ese grandullón se sentara en la silla, Javier se acercó y la movió hacia atrás de forma que el grandullón se sentó en el suelo dándose un golpe en trasero. El grandote miró hacia los dos lados avergonzado y se levantó mirando hacia su oponente.
¡No sabes lo que acabas de hacer paleto! Voy patearte el culo.
Aha…
El rival del futuro general corría hacia él con los brazos abiertos y gritando como si no hubiese un mañana. Llamó la atención de todos los chicos del comedor. Así que rápidamente todos se levantaron y formaron un rodeo ante ellos. Cuando el chico llegó a Javier él solo se apartó y golpeó su cara con su puño derecho mientras se desplazaba a la derecha. Sin embargo ese golpe no fue sufriente para parar el enfado del gigante.
No es tan fácil vencerme idiota.
Aha…
¡Para de decir eso! –De nuevo comenzaba a correr hacia nuestro futuro general.
Cuando estaba a punto de llegar a Javier se interpuso la única mujer cabo del ejército, la cabo Reichel.
¿El primer día de instrucción ya te estás metiendo en problemas Forto?
Ha sido ese idiota.
¿Quién, Javier?
Javier se extrañó e instantáneamente le preguntó a la señorita como sabía su nombre.
Me han hablado de ti – Instantáneamente le respondió Reichel.
Vaya... – Como notamos, Javier seguía siendo tímido con las personas que no conoce.
Eres el hijo de Peter un rico granjero. Además has sido entrenado por mi comandante el Domador del reino. Dudo que tú hayas buscado los problemas ¿No?
Tampoco los he negado.
Venid los dos con migo inmediatamente.
Tanto Javier como Forto siguieron la cabo Reichel hasta el pasillo del comedor y comenzaron a charlar sobre cual es o no un buen comportamiento en el comedor del cuartel. Javier estaba atento a las palabras de la señorita de apenas veinte años, sin embargo, Forto no estaba atento a nada. Así que al acabar la conversación volvieron los dos al comedor, la cabo Reichel colocó una silla más en la mesa y todos pudieron comer tranquilamente. Cuando estaban sentados en la mesa los cinco callados el grandullón empezó a hablar.
Peleas bien Javier.
Gracias, tu tampoco lo haces mal.
¡Jajaja! Eres demasiado humilde. Oye lo siento por lo de antes de verdad.
Tranquilo, y lo digo enserio, quizá eres muy brusco luchando pero no tienes miedo y supongo que eso es bueno.
¿Eso te dijo el comandante?
Así es.
Dicen que pronto será el General de los ejércitos de Misrra.
Eso dicen jejejeje. ¿Por qué no me presentas a tus compañeros? Hemos empezado con mal pie pero parecéis buena gente.
Claro.
Así fue como Javier conoció a Forto su amigo el grandullón, además de conocer también a su grupo de colegas con quien vivirá algunas experiencias inolvidables durante su carrera en el ejército.
Unos años más tarde, cuando por fin aprobaron el examen para ser verdaderos soldados y ya sabían algunas cosas básicas sobre los cíclopes, Javier habló con su cabo sobre hacer una expedición fuera de Misrra. Ella le contestó rotundamente que no muchas veces diciéndole que era una locura arriesgarse de esa manera. Sin embargo, el soldado Javier insistía que todavía sabían muy pocas cosas sobre los cíclopes y que la mejor forma para vencerlos era estudiarlos. No obstante nuestra cabo no cambió de opinión y negó rotundamente esa propuesta.
Aún así, Javier habló con su amigo Forto sobre el tema y el orgullo de éste pudo con su miedo así que l grandullón aceptó sin problemas. Los dos quisieron salir de Misrra para poder ver de cerca a un cíclope por primera vez.
A plena luz del día, Forto y Javier se dirigieron hacía la muralla de Misrra que estaba rodeada por arqueros profesionales, era tan difícil entrar como salir. Sin embargo, Javier era un soldado respetado no por él sino tanto por su maestro y padres. Así que quiso aprovecharse de ello. Se acercó a los famosos portones de piedra tan altos y gruesos como jamás nadie podía imaginar. Al llegar allí, habían dos guardias en la puerta y cuando Javier y Forto se acercaron, ellos dieron un paso adelante para taparles el paso hacia fuera de la muralla.
¿Dónde creéis que vais?
A una expedición mi cabo. – Respondió Javier
¿Dos soldados? Imposible.
Es cierto mi cabo, solo nos han mandado hasta el famoso roble. Tenemos que recoger una hoja y traerla como objeto de reconocimiento.
Tu eres Javier ¿Verdad?
Así es.
¿Quién os ha ordenado esa misión?
El comandante Domador.
¿Tu maestro te pone en peligro y ni siquiera os acompaña?
¿Qué peligro hay en ir hasta el roble?
Nunca se sabe Javier. Perdona que sospeche pero tendré que enviar a alguien a revisar si esa información es cierta.
¿Vas a enviar a alguien a hablar con el comandante?
Sí Javier, lo siento.
Tenemos que hacer la misión ahora y tardarás horas en dar con el comandante ya que siempre está ocupado.
Si mando a alguien sí… pero si voy yo mismo no, quedaos aquí, mi compañero cuidará de vosotros, vuelvo en diez minutos.
Mientras el cabo marchaba en busca del comandante, Forto miró atentamente a Javier y con la mirada le dijo que era el momento, no iban a conseguir una oportunidad mejor. La palanca que abría los portones estaba custodiada por un solo guardia así Javier se acercó él para entablar una bonita conversación:
¿Qué aburrido estar todo el día aquí no?
No estoy todo el día
¿Cuándo te vas?
No estoy autorizado a dar la información de los cambios de turno a nadie, ni siquiera al comandante.
Bueno… Solo era un tema de convers/ ¡Ya Forto!
Forto estaba por detrás del guardia abriendo el gran portón de piedra al mismo tiempo que el soldado Javier golpeaba en la cara al guardia lo suficientemente fuerte para hacerle caer contra la pared de su izquierda. Los dos comenzaron a correr hacia fuera de Misrra mientras los portones se cerraban. El guardia se quedó parado, no le dio tiempo a nada y ya no podía salir a buscarlos ya que bajo ningún concepto estaba permitido salir de Misrra si no tenías la orden de un teniente, comandante o general.
Los pequeños soldados de apenas diez y nueve años corrieron riéndose a carcajadas hasta el famoso roble que se encontraba apenas a trescientos metros de la muralla. Al llegar comenzaron a padecer taquipnea debido a la carrera que hicieron. El grandullón se sentó en las raíces del roble y empezó a charlar.
Estos trescientos metros han parecido quinientos…
Tienes razón, en la prueba de quinientos metros me cansé menos. Supongo que debido a los nervios no hemos respirado correctamente durante la carrera.
Seh…….. ¡Te has dado cuenta! Ya estamos fuera ¡Estamos fuera de Misrra Javier!
Quién iba a pensar que tu y yo estaríamos juntos aquí sentados ahora.
Y que lo digas.
No hemos planeado que aremos cuando veamos un cíclope.
Lo que nos han enseñado, subiremos a lo alto de la copa de un árbol, saltaremos y le clavaremos la espada en el ojo.
Es lo que dicen que tendríamos que hacer, pero nadie lo ha hecho todavía.
Siempre hay una primera vez. ¿No es así?
Eso dicen. Pero es una locura no creo que debamos enfrentarnos a él cara a cara, quizá si está dormido y ni aun así. Mejor verlo y volvernos.
Entonces improvisaremos, tampoco son muy rápidos así que siempre tenemos la opción de huir.
Que sea lo que dios quiera. Oye Javier contéstame a algo. ¿Y si nos echan del cuerpo al volver a Misrra?
Si volvemos con las manos vacías es bastante probable, pero si volvemos con algo importante no nos echarán.
¿Descansamos un rato más y nos ponemos manos a la obra?
Hecho.
Editado el 21/02/2015
Capítulo previamente corregido
Capítulo 4: Estudiando a los cíclopes
Capítulo 4: Estudiando a los cíclopes
El primer día de Javier en el ejército real fue muy rutinario, no tuvo nada en especial, recibió el uniforme del ejército real y una espada de acero oscuro. Lo único diferente que le pasó fue conocer a uno de sus mejores o quizá su mejor amigo y compañero. Aun que Javier estaba contento también estaba muy nervioso como es normal. Toda su vida había estado entrenado con el Domador y no había tenido demasiado tiempo para jugar con los niños y niñas. Así que relacionarse con gente para él no era que digamos algo demasiado sencillo. Además, su fama de hijo de padres ricos y de niño entrenado por el Domador le precedía y eso aún le daba más fama del típico niño mal criado. Así que, durante la hora de comer se sentó en una de las mesas del cuartel, no sin antes dejar la espada de acero oscuro en su respectivo lugar fuera del comedor. Nadie se le acercaba para comer a su lado así que comenzó a comer solo cuando de repente un grupo de chavales de su misma edad se le acercaron y uno de ellos llamó sua tención tocándole el hombro.
Oye, nosotros siempre nos sentamos aquí ¿Puedes darte el piro?
¿Cómo que siempre? Es el primer día.
Parece que se las da de listillo. Está bien te lo explicaré, no aprobé el examen final y tengo que volver a hacer el curso de iniciante.
Aha….
Salte
En esta mesa hay cuatro sillas más, cabes perfectamente.
Mira paleto, nosotros somos cuatro así que no cabemos si te sientas en nuestra mesa.
Según mis cálculos matemáticos uno de los tuyos tendrá que irse.
¡Jajajajaja! – Este chico de diez y seis años cogió del cuello del uniforme a Javier y lo levantó de la silla.
Suéltame.
¡Fuera de aquí paleto! – Dijo el grandullón mientras lo empujaba.
Javier cayó al suelo pero se levantó muy rápidamente, así que antes de que ese grandullón se sentara en la silla, Javier se acercó y la movió hacia atrás de forma que el grandullón se sentó en el suelo dándose un golpe en trasero. El grandote miró hacia los dos lados avergonzado y se levantó mirando hacia su oponente.
¡No sabes lo que acabas de hacer paleto! Voy patearte el culo.
Aha…
El rival del futuro general corría hacia él con los brazos abiertos y gritando como si no hubiese un mañana. Llamó la atención de todos los chicos del comedor. Así que rápidamente todos se levantaron y formaron un rodeo ante ellos. Cuando el chico llegó a Javier él solo se apartó y golpeó su cara con su puño derecho mientras se desplazaba a la derecha. Sin embargo ese golpe no fue sufriente para parar el enfado del gigante.
No es tan fácil vencerme idiota.
Aha…
¡Para de decir eso! –De nuevo comenzaba a correr hacia nuestro futuro general.
Cuando estaba a punto de llegar a Javier se interpuso la única mujer cabo del ejército, la cabo Reichel.
¿El primer día de instrucción ya te estás metiendo en problemas Forto?
Ha sido ese idiota.
¿Quién, Javier?
Javier se extrañó e instantáneamente le preguntó a la señorita como sabía su nombre.
Me han hablado de ti – Instantáneamente le respondió Reichel.
Vaya... – Como notamos, Javier seguía siendo tímido con las personas que no conoce.
Eres el hijo de Peter un rico granjero. Además has sido entrenado por mi comandante el Domador del reino. Dudo que tú hayas buscado los problemas ¿No?
Tampoco los he negado.
Venid los dos con migo inmediatamente.
Tanto Javier como Forto siguieron la cabo Reichel hasta el pasillo del comedor y comenzaron a charlar sobre cual es o no un buen comportamiento en el comedor del cuartel. Javier estaba atento a las palabras de la señorita de apenas veinte años, sin embargo, Forto no estaba atento a nada. Así que al acabar la conversación volvieron los dos al comedor, la cabo Reichel colocó una silla más en la mesa y todos pudieron comer tranquilamente. Cuando estaban sentados en la mesa los cinco callados el grandullón empezó a hablar.
Peleas bien Javier.
Gracias, tu tampoco lo haces mal.
¡Jajaja! Eres demasiado humilde. Oye lo siento por lo de antes de verdad.
Tranquilo, y lo digo enserio, quizá eres muy brusco luchando pero no tienes miedo y supongo que eso es bueno.
¿Eso te dijo el comandante?
Así es.
Dicen que pronto será el General de los ejércitos de Misrra.
Eso dicen jejejeje. ¿Por qué no me presentas a tus compañeros? Hemos empezado con mal pie pero parecéis buena gente.
Claro.
Así fue como Javier conoció a Forto su amigo el grandullón, además de conocer también a su grupo de colegas con quien vivirá algunas experiencias inolvidables durante su carrera en el ejército.
Unos años más tarde, cuando por fin aprobaron el examen para ser verdaderos soldados y ya sabían algunas cosas básicas sobre los cíclopes, Javier habló con su cabo sobre hacer una expedición fuera de Misrra. Ella le contestó rotundamente que no muchas veces diciéndole que era una locura arriesgarse de esa manera. Sin embargo, el soldado Javier insistía que todavía sabían muy pocas cosas sobre los cíclopes y que la mejor forma para vencerlos era estudiarlos. No obstante nuestra cabo no cambió de opinión y negó rotundamente esa propuesta.
Aún así, Javier habló con su amigo Forto sobre el tema y el orgullo de éste pudo con su miedo así que l grandullón aceptó sin problemas. Los dos quisieron salir de Misrra para poder ver de cerca a un cíclope por primera vez.
A plena luz del día, Forto y Javier se dirigieron hacía la muralla de Misrra que estaba rodeada por arqueros profesionales, era tan difícil entrar como salir. Sin embargo, Javier era un soldado respetado no por él sino tanto por su maestro y padres. Así que quiso aprovecharse de ello. Se acercó a los famosos portones de piedra tan altos y gruesos como jamás nadie podía imaginar. Al llegar allí, habían dos guardias en la puerta y cuando Javier y Forto se acercaron, ellos dieron un paso adelante para taparles el paso hacia fuera de la muralla.
¿Dónde creéis que vais?
A una expedición mi cabo. – Respondió Javier
¿Dos soldados? Imposible.
Es cierto mi cabo, solo nos han mandado hasta el famoso roble. Tenemos que recoger una hoja y traerla como objeto de reconocimiento.
Tu eres Javier ¿Verdad?
Así es.
¿Quién os ha ordenado esa misión?
El comandante Domador.
¿Tu maestro te pone en peligro y ni siquiera os acompaña?
¿Qué peligro hay en ir hasta el roble?
Nunca se sabe Javier. Perdona que sospeche pero tendré que enviar a alguien a revisar si esa información es cierta.
¿Vas a enviar a alguien a hablar con el comandante?
Sí Javier, lo siento.
Tenemos que hacer la misión ahora y tardarás horas en dar con el comandante ya que siempre está ocupado.
Si mando a alguien sí… pero si voy yo mismo no, quedaos aquí, mi compañero cuidará de vosotros, vuelvo en diez minutos.
Mientras el cabo marchaba en busca del comandante, Forto miró atentamente a Javier y con la mirada le dijo que era el momento, no iban a conseguir una oportunidad mejor. La palanca que abría los portones estaba custodiada por un solo guardia así Javier se acercó él para entablar una bonita conversación:
¿Qué aburrido estar todo el día aquí no?
No estoy todo el día
¿Cuándo te vas?
No estoy autorizado a dar la información de los cambios de turno a nadie, ni siquiera al comandante.
Bueno… Solo era un tema de convers/ ¡Ya Forto!
Forto estaba por detrás del guardia abriendo el gran portón de piedra al mismo tiempo que el soldado Javier golpeaba en la cara al guardia lo suficientemente fuerte para hacerle caer contra la pared de su izquierda. Los dos comenzaron a correr hacia fuera de Misrra mientras los portones se cerraban. El guardia se quedó parado, no le dio tiempo a nada y ya no podía salir a buscarlos ya que bajo ningún concepto estaba permitido salir de Misrra si no tenías la orden de un teniente, comandante o general.
Los pequeños soldados de apenas diez y nueve años corrieron riéndose a carcajadas hasta el famoso roble que se encontraba apenas a trescientos metros de la muralla. Al llegar comenzaron a padecer taquipnea debido a la carrera que hicieron. El grandullón se sentó en las raíces del roble y empezó a charlar.
Estos trescientos metros han parecido quinientos…
Tienes razón, en la prueba de quinientos metros me cansé menos. Supongo que debido a los nervios no hemos respirado correctamente durante la carrera.
Seh…….. ¡Te has dado cuenta! Ya estamos fuera ¡Estamos fuera de Misrra Javier!
Quién iba a pensar que tu y yo estaríamos juntos aquí sentados ahora.
Y que lo digas.
No hemos planeado que aremos cuando veamos un cíclope.
Lo que nos han enseñado, subiremos a lo alto de la copa de un árbol, saltaremos y le clavaremos la espada en el ojo.
Es lo que dicen que tendríamos que hacer, pero nadie lo ha hecho todavía.
Siempre hay una primera vez. ¿No es así?
Eso dicen. Pero es una locura no creo que debamos enfrentarnos a él cara a cara, quizá si está dormido y ni aun así. Mejor verlo y volvernos.
Entonces improvisaremos, tampoco son muy rápidos así que siempre tenemos la opción de huir.
Que sea lo que dios quiera. Oye Javier contéstame a algo. ¿Y si nos echan del cuerpo al volver a Misrra?
Si volvemos con las manos vacías es bastante probable, pero si volvemos con algo importante no nos echarán.
¿Descansamos un rato más y nos ponemos manos a la obra?
Hecho.
Editado el 21/02/2015
- InvitadoInvitado
Re: Misrra: Capítulo 4: Estudiando a los cíclopes
15.02.15 15:06
=/ presiento que habra problemas con esos dos en el siguiente capitulo jajajajajaja ya le estoy agarrando el hilo y gracias por responder mis dudas ^^ muy agradecida.
- InvitadoInvitado
Re: Misrra: Capítulo 4: Estudiando a los cíclopes
15.02.15 15:53
Jejejeje el siguiente episodio esta casi acabado y es de vuelta al presente al siguiente volveremos de nuevo al pasado junto con javier. Mañana subire el capitulo jejeje gracias.
- InvitadoInvitado
Re: Misrra: Capítulo 4: Estudiando a los cíclopes
16.02.15 17:58
oooh no u.u estaba amando apenas el pasado u.u jajajaja okey lo leere en cuanto este =)
- InvitadoInvitado
Re: Misrra: Capítulo 4: Estudiando a los cíclopes
16.02.15 18:04
Ajajaja aun que no lo parezca esa es la intencion. Se que o que deberia de gustar la historia de javier asi que pongo un capitulo entre medio del presente en que saldran casi todo nuevos perzonajes. Es hora de liarse un poco mas jajajaja. si quieres puedo pasarte por privado la informacio. Qje yo uso sobre los personajes los nombres etc etc para que no te lies. Por que nombres que quiza has leido una vez asi xe refilon vol eran a salir en un futuro o en un pasado de forma mas intensa jajaja. No se si me explico. Dime si quieres qje te envie un MP con esa infofmacion. Aun que en realidad no deberia ser totalmente necesario. Un saludo y gracias de nuevo jeje.
- InvitadoInvitado
Re: Misrra: Capítulo 4: Estudiando a los cíclopes
16.02.15 18:27
jajajajaja mmm suena tentadora la idea..... Hacemos un trato, si me pierdo me mandas el MP ¿te parece?
- InvitadoInvitado
Re: Misrra: Capítulo 4: Estudiando a los cíclopes
16.02.15 18:35
Me parece genial jajaja. Yo no me pierdo supongo que es normal por que todo sale de mi mente aun asi se me olvidan nombres etc por eso siempre que invento caquier nuevo personaje como por ejemplo leandro. mañana le conoceras pues lo apunto jajaja.
- InvitadoInvitado
Re: Misrra: Capítulo 4: Estudiando a los cíclopes
16.02.15 23:12
jajaajjaajja entonces un personaje puede tener dos nombres???? o inventas uno nuevo para suplirlo ??? ya me confundí ....
- InvitadoInvitado
Re: Misrra: Capítulo 4: Estudiando a los cíclopes
17.02.15 2:45
No nooo que vaa cada personaje tiene un nombre aun que por ejemplo el señor de las tierras nobles que es su apodo se llama celdonio.
- InvitadoInvitado
Re: Misrra: Capítulo 4: Estudiando a los cíclopes
17.02.15 8:32
simplemente es que hay muchos personajes. Y 12 condados asi que mucho hay por hacer todavia
- InvitadoInvitado
Re: Misrra: Capítulo 4: Estudiando a los cíclopes
17.02.15 23:01
aaaahhhh yaaaa!!! jjajjajaj =S okey si llego a necesitar nombres y parentescos los pediré jajajajajja espero no ser una molestia en eso
- InvitadoInvitado
Re: Misrra: Capítulo 4: Estudiando a los cíclopes
21.02.15 13:12
!Hola! He editado este capítulo, he hecho las correcciones pero no solo eso, también he cambiado algunas cosas de la última conversación que tiene Forto con Javier, no obstante, no son de una importancia atroz así que no es necesario leerlo. Pero bueno yo lo digo por si acaso !jejeje!
- InvitadoInvitado
Re: Misrra: Capítulo 4: Estudiando a los cíclopes
21.02.15 18:57
ahhhh D= ..... La leere jajajajaja quiza me pierdo algo importante D=
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