..Odisea..

Esta el la continuación de algo que hice. Les dejo la PRIMERA PARTE acá.
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Lo que paso a continuación fue algo mágico, irreal y escalofriante.
Estaba solo flotando en la oscuridad. Sin suelo bajo mis pies, ni cielo sobre mí.
Poco a poco unas pequeñas luces se empezaron a asomar y de golpe lo entendí, me encontraba en el espacio.
Primero las galaxias lejanas, minúsculas, poco a poco empezaron a tomar forma y crecer.
Vi el nacimiento de una galaxia, miles de años de evolución ante mis ojos. Vi como dos galaxias chocaban entre si destruyendo todo lo que en ellas había, creando una explosión como nunca antes había visto. Tan magnifica y triste a la vez.
Entre en pánico y trate de refugiarme pero, no había donde. Lo que veía me hacía sentir pesado e insignificante.
El silencio era uno que jamás pensé presenciar. El universo tan lleno de vida parecía muerto, como si hubiera entrado en una bóveda olvidada en lo más profundo de una montaña.

Grite con todas mis fuerzas pero no logre escucharme. Soñé con despertar, no en Marte, no, quería despertar en la Tierra. Imagine un día de Domingo despertándome por los rayos del sol, cansado tras este agotador sueño pero nada de eso sucedió, seguía allí.

Pase la mano por encima de una de las tantas galaxias y esta se agrando. Mantuve la mano firme a pesar del temor que sentí  y todo comenzó a moverse a una velocidad extraordinaria.
De golpe el paisaje que me rodeaba, antes lleno de galaxias, estaba compuestos por distintos planetas.
El más cercano a mí era gigante, de aspecto similar a Júpiter, solo que este era más grande y una serie de anillos lo rodeaba y, desde esa distancia se veían las tormentas de su superficie.
Pase cerca de él y vi un sol, no como el de la tierra, este sol daba una luz azul y brindaba al espacio una sensación similar al del salón de la Baliza.
Vi un planeta con tres lunas y me sentí atraído por él.
El planeta era azul, más grande que la Tierra y de un aspecto más vivo.
Entre en él. Al principio pensé que me desintegraría en su atmosfera pero otra vez me sorprendí, al ver que no me pasaba nada.

Mientras descendía vi montañas flotantes, unidas entre sí por puentes naturales. Las montañas verdes emanaban vida. Se veían ríos, cataratas y grandes árboles. A sus pies un océano de nubes las rodeaba. Vi unas criaturas de aspecto similar a los pájaros terrestres pero estos no notaron mi presencia.

Seguí descendiendo.

Llegue a la superficie y observe que el paisaje se había vuelto sombrío.
La tierra era árida, sin vida y vacía. Las grandes montañas privaban al suelo de luz, como si solo ellas fueran dignas del calor del sol. Las cataratas de las montañas producían una lluvia constante y las nubes, desde este lado eran oscuras y caóticas.

Caí al suelo y me desmaye.
Al recuperarme note que seguía en el mismo lugar, la esperanza de que todo sea un sueño no piensa abandonarme y tampoco yo a ella.

Empecé a caminar sin rumbo, sin saber si iba al sur o al norte. Solo caminaba, esperando llegar a algún sitio.
No podría decir cuánto tiempo lo hice. Constantemente parecía de noche. El terreno era rocoso y en más de una ocasión caí al suelo pensando que sería la última vez. Pero continúe.  Al final, cuando mi cuerpo pedía a gritos que pare, lo vi. Una estructura en el horizonte. Desde esa distancia era imposible saber que era pero era mejor que nada. Acelere el paso y cuando llegue mi corazón se paralizo.

Lo que tenía delante de mí era una esfera, totalmente apagada y totalmente oscura.

Me senté y quede mirándola, esperando que se encienda y sea  igual a la de Marte.
Al ver que nada pasaba rompí en llanto, maldije a cada persona que conocía, cada planeta, galaxia y a la esfera. Maldije a las esferas con todo mí ser.
Totalmente perdido comencé a tomar piedras y arrojarlas contra esa bola gigante de cristal, esperando romperla.

Algo despertó, una luz se vio en el corazón de la esfera. Deje la piedra que tenía en mis manos y comencé a rezar. No le rece a ningún dios, ciencia, ni persona. Solo rezaba sin sentido.

De golpe se escuchó una voz, una voz proveniente de la esfera.

- Deja de balbucear – dijo quejándose.
- ¿Que tenemos aquí? – Pregunto- Vaya! Un ser humano, un hombre para ser específicos. Unos 23 años. Es joven pero puede servir. Síntomas de desnutrición. Mentalmente estable, por ahora. Su nombre… su nombre es…
-¿Quién eres? O ¿Qué eres? – grité.
- Oh! Disculpa nuestros modales. Nuestro nombre es… oh, tienes razón, bien pensado.
Nuestro nombre sería impronunciable para ti, así que llámanos… Stan.
- ¿Y qué son?
- Somos los “terrícolas”. La raza dominante de este hermoso planeta, o al menos lo era antes de nosotros. Te estarás preguntando porque somos una esfera gigante, es lógico, y  la respuesta a eso es que nos mudamos, abandonamos nuestros cuerpos temporalmente.
Para así poder… ¿Qué?... Si… No… Está bien, está bien.
No te podemos contar mucho, así son las reglas del juego. Solo te puedo decir que no sos la primera criatura en llegar, ni serás la última. Ahora agárrate fuerte, respira profundo y cae.

Y así ocurrió. Caía y la oscuridad comenzaba a abrazarme.

Asì como ya te lo dije, esto es muy genial... ¡Tenés que seguirlo!