Lo que fue de el.

Sus manos se aferraron con fuerza a la idea de que podía ser, de que podían ser. Ahuyento con todas sus fuerzas a sus demonios internos. Puso en su lugar, en un pedestal que nadie pudiese tocar, la ilusión de que tal vez, solo tal vez era posible y no solo parte de sus ilusiones. Puso una sonrisa sobre su rostro inseguro, camuflo todo su nerviosismo tras su caminar fuerte y certero. Intento con todo su ser calmar a su fuero interno, entrar en un estado pacifico con el mismo.

Se acercó tímidamente a la chica de los ojos verdes. Hablaron como por 2 minutos.

Todos lo que se había dicho a si mismo se fue al tacho en el instante en el que la chica respondió.

Todo lo que había creído posible se esfumo. Se apagó. Se voló.

Ahora va por ahí. Con una parada arrogante y solitaria. Con la única compañía de su sombra… y sus inseguridades.

¿No es curiosa la manera en que una sola palabra de alguien que admiramos nos puede echar por tierra?

muy buen escrito

No solo una palabra que nos dicen es lo que nos derrumba es la expectativa es subir al pedestal a la persona equivocada, lo difícil no es lo que nos dicen lo difícil es bajarla del pedestal y subirnos nosotros...

Me encantó

Es cierto lo que dices.
Aveces es así nos dejamos destruir con una sola palabra y olvidamos el resto.
Nos dejamos pisotear o fingimos ser más fuertes, para sobrevivir.
Es la opción que nos queda :S

Es tan cierto.

Las palalabras tienen el poder de hacer mas daño que una bala si no las sabemos usar. Y con solo una palabra todo se puede derrumbar.