Pensamientos y criticas de un alma suicida

   La depresión ha estado presente en la humanidad desde el inicio de los tiempos, en la Grecia Antigua se conocía como melancolía e incluso se creía que era una especie de belleza, era la bandera en movimientos literarios como lo fue el Romanticismo. Anteriormente no se hablaba de ella como ahora, quizás se debía a que en ese entonces la vida no era tan complicada y difícil de llevar como lo es en la actualidad.

   Si bien está presente desde el inicio de la historia, aún no hay un concepto claro para definirla, lo que me lleva directamente a preguntarme: ¿Qué es la depresión?

   Es mayormente denominada como un trastorno mental, y aunque es así, también se podía decir que es un estado en el que una persona siente que la tristeza lo consume, siente decepción de su vida, de lo que hace y de lo que piensa. La depresión afecta directamente a los pensamientos de una forma tan cruel e inhumana que incluso podríamos decir que es una bestia que vive dentro de alguien, alimentándose de la felicidad, de los buenos momentos y de la seguridad hasta que deja toda la tristeza a flote junto con la rabia, miedo, el odio, la pena y la decepción. Crea una realidad en la que nos vemos a nosotros mismos como un fracaso, un error, algo que está mal.

   Sus causas ni son precisas, porque existen muchos tipos y formas; personalmente, creo que la depresión es una consecuencia de nuestro ambiente y de cómo nos sentimos con nosotros mismos. El ambiente o medio (hogar, colegio, trabajo), influye en cómo nos sentimos, pensamos o actuamos, y si nos encontramos en un lugar en el que nos tratan como basura o en el que sentimos que no encajamos, obviamente eso va a ocasionar una explosión nuclear de pensamientos negativos que pueden llevarnos a una depresión grave.

   La forma en la que nos sentimos afecta directamente a esa bomba nuclear que llevamos dentro, porque si pensamos que somos monstruos, que no servimos o que no hacemos nada bien… Nos llevaría irremediablemente a una depresión segura.

   ¿Qué nos ocurre hoy en día? ¿Qué les ocurre a esas personas que apenas empiezan a vivir? ¿A esos que llamamos demonios adolescentes? Sí, me refiero a esos que a temprana edad se miran en el espejo, con las mejillas empapadas de lagrimas y sienten asco de su vida, sienten miedo, angustia, pena. 

   No, señores. Ellos no están locos, no están llamando la atención, ni fingiendo; están siendo victimas de esta bestia incontrolable que pasa desapercibida en la sociedad actual. Si bien la depresión conlleva muchas consecuencias, una de ellas es la mas valiente, cobarde y trágica, lo que inmediatamente me lleva a preguntar: ¿Qué es el suicidio?

   En la Europa Antigua, sobretodo en el Imperio Romano, el suicidio era considerado un hecho heroico, de honor, incluso se decía que era el último acto de una persona libre. En la famosa Iglesia Católica, el suicidio está penado con un boleto gratis de ida al infierno, es algo cobarde y no digno para los hijos de Dios; ¿qué pueden conocer ellos del infierno? ¿Acaso no es el amor de Dios tan inmenso y puro que incluso persona los actos mas infames y desesperados de un alma pobre?

   Emile Duckheim postuló que “El suicidio era un fenómeno sociológico, como falta de una integración de un individuo a la sociedad, mas que un puro acto individualista”, quizás tenga razón en cuanto a la sociedad porque en la actualidad, y me atrevería a decir que incluso desde siempre, es una base fundamental para la causa de muchos trastornos psicológicos; el sentirse excluido o rechazado puede llevarnos a desear morir para huir y alejarnos de todo, sin embargo, yo no tacharía al suicidio como algo ocasionado específicamente por un grupo social, debido a que los pensamientos suicidas pueden estar presentes incluso al estar en un ambiente cómodo.

   En términos científicos, este acto viene del latín suicidium, de sui, sí mismo, y caedere, matar. Es el acto por el que una persona se provoca la muerte al sentirse presionado, solo o al estar bajo una depresión o querer huir de la vida misma.

   ¿Recuerdan a los demonios adolescentes? Ellos son los mas propensos a tener este tipo de pensamientos suicidas debido a que experimentan fuertes sentimientos de estrés, confusión y dudas de sí mismos, lo que me lleva a emitir una critica contra el pensamiento erróneo que tiene el monstruo de la sociedad, ¿es el suicidio un acto cobarde?

   En mi opinión, el simple hecho de imaginarse a sí mismo con una soga atada al cuello, con una bala entre los sesos o dormido en un sueño infinito hace que sea un acto de valentía incluso el simple hecho de llevarlo a la realidad. Quizás la parte cobarde sea el hecho de rendirse, pero, ¿qué puedes perder cuando sientes que este es el infierno? ¿Que tu vida no tiene sentido? ¿Que todos están mejor sin ti?

   Matarse no es algo fácil de hacer, y aunque muchas personas lo planifican, requiere de mucho saltar de la silla y tomarse las patillas. Quizás el acto cobarde sea pensar que alguien con tanta valentía y que haya soportado tanto pueda ser enviado al infierno en busca de su propia libertad.

   Según Barón O “La adolescencia es un proceso intenso de cambios a todo nivel: corporal, psíquico, afectivo, familiar, social, y que el suicidio, usualmente se lleva a cabo en esta etapa como un comportamiento para contrarrestar la impotencia que se siente ante un problema existencialista”. Según fuentes, “Los adolescentes con riesgo suicida poseen poca tolerancia a la frustración, actitudes hiperperfeccionistas, críticos, no toleran el más mínimo fracaso y a veces están convencidos de su propia maldad.”

   Aunque muchas personas crean que esta etapa es de rebeldía y de muchos intentos de llamar la atención, algunos pensamientos, sensaciones, acciones o cómo nos hagan sentir tienen grandes consecuencias en nuestra vida.

   Algunas personas que intentan suicidarse querían morir y otras, lamentablemente, no. Algunos utilizan el intento de suicidio como una forma de expresar un profundo dolor emocional y físico, no son capaces de explicar o demostrar como se sienten, de modo que intentar suicidarse es la única forma de explicar, transmitir o llamar a gritos por ayuda.

   ¿Qué nos está sucediendo, adolescentes? ¿Es esta la única forma de llamar por ayuda? ¿De huir? ¿De liberarnos?

   No pudo fuerza, ni pido críticas, o insultos… Hago un llamado de atención y súplica a los padres: miren a sus hijos, ¿son felices? ¿Se ven felices? Aférrense a ellos, háganlos saber que no son un error, que aun tiene mucho por lograr y vivir.

   Hago un llamado a aquellos chicos que se miran al espejo y se ven a sí mismos como monstruos, que escuchan su propia voz gritando que son basura, que no vale la pena continuar. No puedo prometerles que todo estará bien y que saldrán de ello, pero puedo pedirles que busquen dentro de sí todos esos momentos de felicidad que han vivido y que se aferren a ellos como marineros a bote salvavidas; recuerden que todo puede ir mejor si así lo queremos.

   Y a aquellos que se fueron en busca de libertad… Les digo que son las personas mas valientes, fuertes y maravillosas que pudieron existir.