Cúpula de Libros
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18.05.15 14:47
Después de un tiempo, vuelvo con otro corto. Como siempre, les pido disculpas por los errores. Espero que lo disfruten tanto como yo disfrute escribirlo. Saludos.
Roxy.



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-Yo no quiero que no puedas vivir sin mí, Lucas.

Julia es tan cortante cuando habla, que él se lleva una mano al pecho, con discreción. Está seguro de que le acaba de hacer un tajo en el corazón, y quiere corroborar que no esté sangrando. Se mira la mano rápidamente, y vuelve a respirar.

Habían acordado que cenarían juntos en “el lugar de siempre”. No era necesario decir que la charla que estaban teniendo era necesaria, porque ambos lo sabían. Sin embargo, Lucas habría tratado de dilatarlo tanto como le fue posible. Pero en cuanto empezaron a caminar hacia la casa de Julia, ella había empezado a hablar. Y así, habían llegado a su casa y se habían acomodado en los escalones de la entrada.

-Te amo, eso no cambia, pero no podemos seguir así. Si vas a estar conmigo, tiene que ser porque quieres. Tiene que ser porque incluso aunque puedas estar sin mi, elijas estar conmigo.

Lucas asiente. Le duele, demasiado. Pero también entiende lo que Julia le quiere decir. Son amigos desde que tienen uso de razón, y pareja desde hace seis años. Por más que los dos se quieran un montón, por más que se amen, él también siente cómo la relación le está empezando a pesar.

-Entonces… ¿Esto es todo?

Lucas está rendido, aunque sabe que es lo mejor. Julia asiente, le sonríe como siempre, como cada despedida (incluso aunque esta sea por tiempo indefinido) y se acerca para abrazarlo. Él le responde al abrazo. Entrecruzan sus cuerpos durante unos segundos, en los que ella se permite esconder su cabeza en el hueco entre el cuello y el hombro de su, ahora ex, novio, mientras él aspira su perfume frutal, llenando sus pulmones.

No saben cuándo se volverán a ver, porque ya ni siquiera comparten barrio. Antes de separarse por completo, ella le besa la mejilla. Finalmente, se aleja. Mientras Lucas la ve abrir la puerta de su casa, siente cómo le está cerrando las puertas a él.

Respira profundo. No está muy seguro de cómo va a seguir a partir de ahora, porque toda su vida la pasó junto a Julia. Por lo pronto, decide que lo mejor es emprender el camino hacia su casa. El resto lo va a ir descubriendo paso a paso.

Le toma una semana entera dejar de revisar su celular para ver si ella le mandó algún mensaje. Se demora dos en aceptarle una cerveza a su mejor amigo en el bar de la esquina, para hablar sobre el tema. Recién en la tercera, decide salir con todo el grupo. No se siente del todo bien todavía, pero definitivamente está mejor. Aunque cuando el reloj marca las tres y media de la mañana, se despide de todos y vuelve a su hogar.

Durante la cuarta semana se dedica a repetir mentalmente la conversación que tuvo con Julia. Una y otra vez. En algún momento del segundo día de esa cuarta semana, empieza a ver de otra manera su separación. Piensa que empieza a cobrar sentido.

Julia es y será por siempre Julia. Nadie va a ocupar su lugar, no tiene dudas sobre eso. Pero quizás, piensa la cuarta noche de la cuarta semana, no es la indicada para tomar el rol de compañera de la vida.

La quinta tarde de esa cuarta semana, le manda un mensaje. No tiene dobles intenciones, simplemente quiere saber cómo está, porque ante todo, es su amiga. Se sorprende cuando se entera que ella se está viendo con alguien. Más que nada porque no le duele tanto como creyó que le dolería. Incluso un poco se alegra, al enterarse que ella está feliz.

Sin embargo, nada realmente extraordinario sucede en su rutina, sino hasta el jueves de la sexta semana. Es el único día de la semana que tiene la mañana libre, y aprovecha para acomodar su pelo color miel, hacia el costado y para atrás, permitiéndole lucir mejor el corte moderno que se hizo el sábado anterior. Decide no afeitar su barba de días, es el primer día de frío real en Capital, y por lo menos la barba lo va a abrigar un poco.

Viste su camisa azul, pantalones negros y zapatos color mostaza, del mismo tono que su sweater que decide agarrar a último momento. Antes de abandonar su casa se pone un gamulán azul oscuro, porque vuelve tarde y en la tele anunciaron que la temperatura iba a bajar aún más.

Con su mochila al hombro, se dirige al metro. Apenas camina media cuadra cuando nota que olvidó su celular. Gira sobre su eje, para poder volver a su apartamento. Sonríe mientras se felicita mentalmente por haber salido con tiempo.

Cuando da el segundo paso que lo acerca a su celular, su mirada se desvía a una morocha, que camina rápido y con el semblante serio. No tiene idea de qué es, pero hay algo en ella que lo obliga a quedarse mirándola. Incluso cuando ella lo descubre,  justo cuando están por pasarse, y le sostiene la mirada, antes de seguir su camino.

No tiene idea de qué es lo que acaba de pasar, pero sabe que lo que sintió fue raro. De cualquier manera, se permite pensar en otra cosa, porque las probabilidades de volver a cruzarse con la morocha atrayente son pocas, por no decir nulas.

Aunque claro que al destino poco le importa el porcentaje de las probabilidades, porque en cuanto baja las escaleras y gira su cabeza hacia la derecha, la ve. Está concentrada, mirando el plano del metro. Se la queda mirando más de lo que debería, pero esta vez es porque lo toma completamente por sorpresa.

Y así, con la guardia baja, ella lo descubre, y una sonrisa casi imperceptible aparece en su rostro serio. Lucas se ríe apenas, porque no puede creer la situación. Sin embargo, no se le acerca, sino que camina exactamente para el lado contrario, y se acomoda a varios metros de distancia.

Desde donde está, se gira, para observar el mural que pintaron en la pared que tiene atrás. Claro que cuando lo hace, vuelve a mirarla. Sigue sin saber qué es, pero le resulta enigmática. Por los altoparlantes, anuncian que el servicio está demorado al mismo tiempo que él termina de leer la frase que está escrita en la pared, y se gira (y la mira).

La ve caminar hacia adelante, y hacia atrás, como queriendo matar el tiempo. Él le sigue los pasos con la mirada. Desde donde está, cree notar que ya no tiene el ceño fruncido, sino que ese atisbo de sonrisa permanece en su cara.

Esta vez, sonríe un poco más cuando ella lo descubre. Desde donde está, puede decir que ella se quiere reír también, pero se contiene. Entonces Lucas decide sacar el libro que tiene en su mochila. Se agacha, porque no tiene dónde sentarse, y se pone a leer. No quiere que piense que es un acosador o algo así, incluso cuando ella le devuelve las miradas.

Se dispone a leer las hojas que tiene entre sus manos, hasta que unas risitas que se acercan por la escalera lo desconcentran. Levanta la mirada y ve a dos muchachos que hablan alto y se ríen aún más fuerte, se acomodan a pocos pasos de la morocha enigmática, y en vez de posicionarse mirando al andén, la miran a ella.

La vuelve a mirar, y descubre que ese atisbo de sonrisa, esa risa contenida, desapareció por completo. Está devuelta con el ceño fruncido. Se da cuenta que él también se pone serio, le resulta tan extraño su reacción decide volver a concentrarse en su libro.

Pero su concentración no dura demasiado. Siente cómo un par de botas se acomodan a su lado. Dirige su mirada hacia arriba, para encontrarse con la chica misteriosa, ya no tiene el ceño fruncido, pero tampoco sonríe. Lucas vuelve la vista a su libro, pero se pone de pie, para quedar a la misma altura.

-Me quedaré a tu lado porque, de todas las personas que están esperando el metro, eres el único que está leyendo, y ese es el tipo de personas de las que hay que rodearse.

Lucas se ríe. Tiene que reprimir las ganas de abrazarla que le brotan de adentro, y que no entiende de dónde salen. Ahora que la tiene cerca, descubre que es mucho más linda de lo que él había notado cuando se habían cruzado en la calle. Su pelo oscuro y ondulado hasta la mitad de la espalda, hace que resalten sus ojos azules, que se enfrentan al mundo con curiosidad. Que lo enfrentan a él con curiosidad.

Quizás lo que le resulta tan atrayente de esta chica enigmática es justamente eso. Que no tiene miedo de enfrentarlo. Ni siquiera cuando le lleva casi una cabeza.

La ve sonreír, una sonrisa chiquita, pero sonrisa al fin. Y él se siente abrumado, porque es incluso más linda cuando sonríe.

-Nina-Se presenta.

-Lucas-Le responde, y no sabe bien de dónde sale, pero siente un dejo de valentía que lo empuja a seguir hablando-¿Voy a tener que seguir leyendo para que te quedes al lado mío o puedo guardar el libro y hablar contigo?

Nina suelta una risita, pero no le responde. Lucas se arriesga y lo guarda, al mismo tiempo que el metro se estaciona frente a ellos. La mira, y ella no se aleja, sino que lo sigue adentro del vagón, y se acomoda a su lado.

-En dos estaciones me bajo, así que vamos a mantener una conversación corta-Le avisa.

Él la mira entre desconcertado y embelesado, porque nunca antes se había cruzado con alguien así.

-¿Entonces no vamos a poder debatir sobre la importancia de la lectura en la vía pública para generar una buena primer impresión?-Le pregunta con un poco de decepción actuada y la escucha reírse.

Lucas sonríe automáticamente al escucharla reír. Como si fuera un acto reflejo. Es una respuesta que le sale tan rápida, tan natural, que por un momento, se olvida que ni siquiera la conoce.  

-Te tendrás que conformar sabiendo que por lo menos esta vez, dio resultado.

Esta vez él es quien ríe y ella quien sonríe. Siguen hablando, y es todo tan cómodo y relajado que justo cuando Nina está por atravesar las puertas para salir del vagón, él decide hacerle una pregunta.

-¿No nos conocemos de toda la vida, entonces?

La morocha gira su cabeza para sonreírle, niega y abandona el vagón. Mientras el metro le cierra la puerta en la cara a Lucas, siente que Nina dejó una puerta abierta. Y tuvo la capacidad de calar tan profundo en él, que el viernes, con cerveza por medio, le cuenta a su mejor amigo sobre ella.

Los jueves, entonces, se vuelven una rutina entre ellos. Se esperan y se acompañan. Hablan de cosas profundas y de cosas banales. De a poco se van conociendo. Descubre que la morocha tiene veintidós, cuatro años menos que él. Que estudia para ser traductora de inglés en la facultad que está a tres cuadras de su casa, y que vive a veinte de la oficina en la que él es redactor creativo.

Lucas empieza a esperar con ansias que llegue el cuarto día hábil de la semana, porque incluso llevando un mes y medio de encuentros casuales arreglados, ella sigue siendo un enigma y él lo quiere descubrir.

A mitad de Julio, Nina le comunica que durante las próximas tres semanas no va a aparecer por la estación porque empiezan sus vacaciones. Cuando está por bajarse, él toma una decisión rápida y la sigue. Ella lo mira sin entender, y él, medio tropezándose con sus palabras, le pregunta si existe la posibilidad de que se encuentren fuera de la estación.

La morocha se ríe, e intercambian celulares, para poder acordar un encuentro, que se concreta ese mismo fin de semana. El sábado a la tarde se encuentran en una confitería que está a mitad de camino entre la casa de ella y el trabajo de él, al que tuvo que acudir por una reunión matutina.

El tiempo se les pasa tan rápido, que cuando se quieren dar cuenta, ya es hora de la cena. Lucas le propone ir a comer, pero ella se disculpa. Tiene planes de cenar con sus amigas, que la están bombardeando a mensajes por Whatsapp porque dejó de dar señales de vida hace cinco horas.

-Tengo siete llamadas perdidas y cuatro mensajes de texto, además de todos los whatsapp, de Mariana-Su mejor amiga, sobre la que le habló en alguna oportunidad-Es peor que mi madre-Lucas se ríe y ella lo mira como acusándolo-Es tu culpa-Sentencia, y él la mira confundido-Le dije que merendaba contigo, y que si en tres horas no le respondía, probablemente me habías secuestrado.

Lucas suelta una risa sonora.

-¿Y cómo es que yo tengo la culpa cuando eres tu la que acepta salidas con gente que considera potenciales secuestradores?

-No se suponía que fueras tan divertido. En el metro bueno, eran dos estaciones. No se suponía que hicieras que cinco horas se sintieran cinco minutos.

Él se vuelve a reír. No tiene idea de cómo encasillar a Nina, porque definitivamente no es como nadie que haya conocido antes. Le pregunta si puede ser él quien responda a Mariana, y ella le entrega su celular como si fuera lo más normal del mundo, mientras empieza a abrigarse para salir a la calle.

Lucas le devuelve el celular, y ella se ríe al leer la respuesta. “Ya te devuelvo a tu amiga, lo que pasa es que estoy luchando con las ganas de secuestrarla unas horas más así cena conmigo, pero ustedes me ganaron de mano”.

Cuando salen de la confitería, él se ofrece a acompañarla. Ella declina la oferta, pero él insiste. Caminan las cinco cuadras que los separan del lugar donde sus amigas esperan a Nina y ella lo enfrenta.

-Gracias por todo, especialmente por no ser un asesino serial-Le dice ella.

La morocha abre sus brazos y lo abraza por arriba. Lucas envuelve sus brazos alrededor de su cintura y se siente tan bien que no quiere dejarla ir. Pero el celular de Nina vuelve a vibrar, y ella se separa, porque si no avisa que ya está afuera, sus amigas se van a enojar.

Le pide que le avise apenas llegue a su casa, y Lucas se aleja, mientras ella estira el brazo para poder tocar el timbre. Sin embargo, él decide volver sobre sus pasos para poder abrazarla por la cintura, y chocar sus labios con los de ella. La siente sonreír, bajo su boca, y pasar sus brazos por su cuello. La besa con todas las de la ley. Un digno beso de novela que los deja a los dos sin aire.

Justo en ese momento, la puerta se abre y una chica rubia se asoma completamente confundida. Nina no hace contacto visual con su amiga, sino que se le acerca para hablarle al oído.

-No eres un secuestrador pero eres un ladrón. ¿No te han dicho que no puedes robar besos a la gente en la puerta de la casa de sus amigas? Voy a tener que dar muchas explicaciones ahora.

Él se ríe, porque aparentemente es lo que mejor le sale cuando está con ella, y en vez de sentirse intimidado, hace que sus bocas choquen una última vez, antes de girarse, para poder volver a su casa. A sus espaldas, escucha cómo la amiga de Nina le pregunta escandalizada qué es lo que acaba de pasar y entiende que no es el único al que le cuesta descifrar a la morocha.

Cuatro meses más tarde. Lucas se encuentra en el patio de la casa de uno de sus amigos de toda la vida, es viernes a la noche y se reunieron para festejar su cumpleaños. Está rodeado de caras conocidas, rodeado de “los chicos” con los que se reúne al menos una vez al mes, y “las chicas” a las que no ve tan seguido, pero mantienen el contacto a través de las distintas redes sociales. Y sin embargo, se siente fuera de lugar.

No porque se sienta incómodo, o porque la esté pasando mal, sino porque preferiría estar en otro lugar. Se encuentra revisando el celular más de lo que le gustaría, porque la realidad es que no puede negar que preferiría estar junto a Nina.

Le había dicho a la morocha que lo acompañara, pero era el cumpleaños de Mariana y no se lo iba a perder por nada del mundo. Y quizás era lo mejor, porque Julia acababa de entrar a la casa del cumpleañero.

Se saludan y ella se va a hablar con las chicas. Es recién cuando se empiezan a ir todos que ella se le acerca para hablarle.

-¿Cómo estás, Luqui?-Le pregunta ella, con su típica sonrisa de oreja a oreja.

-Bien, la verdad es que estoy muy bien-Le contesta él-¿Y tu, Julo?-Usa su apodo, porque más allá de todo lo que haya pasado entre ellos, sigue siendo su amiga.  

-Súper. Estoy muy feliz-Asegura, y por cómo lo dice, y por lo mucho que la conoce, sabe que está siendo sincera.

-Ei, ¿andas noviando?-Le pregunta y ella niega rápidamente.

-No, estoy sola. Me costó bastante, pero me di cuenta que era lo que necesitaba. ¿Recuerdas que te conté que estaba saliendo con alguien?-Él asiente-Me di cuenta que no estaba cómoda, al principio pensé que era porque nosotros habíamos estado mucho tiempo juntos y no sabía cómo estar con otra persona, pero después me di cuenta que el problema era que yo nunca había estado sola, y necesitaba tiempo para mí, así que decidí tomarme ese tiempo-Le cuenta con una sonrisa-¿Y tu?

Y él automáticamente piensa en Nina y su mirada se desvía al celular, antes de formular una respuesta. Pero cuando la vuelve a mirar a Julia, ella le sonríe con picardía, y sabe que fue descubierto.

-¿Cómo se llama?

-Nina.          

Está a punto de seguir hablando, cuando uno de los chicos le grita a Julia que acaba de llegar el taxi que pidió, por lo que se tienen que despedir. Los dos se ponen de pie, y mientras Julia lo abraza cruzado, él piensa en las ganas que tiene de agarrar a Nina por la cintura.

-Me alegra mucho verte así, Luqui. Estás tan feliz que cada poro de tu cuerpo te delata.

Así se despiden. Lucas la ve irse, y agarra su celular, para decirle a su novia que va la va a pasar a buscar por la disco en la que Mariana festeja su cumpleaños. Se despide de los pocos amigos que quedan en el lugar, y se sube al auto.

Cuando llega a la disco, Nina ya está afuera con sus amigas. Todas lo saludan, y él se ofrece a llevarlas, pero le avisan que ya habían reservado el taxi y les había dicho que estaba a pocas calles. La morocha abraza a cada una de sus amigas, y se sube al auto.

-¿Qué sucede?-Le pregunta cuando él estaciona en su edificio.

Lucas le toma la mano y la mira a los ojos. La charla con Julia lo había dejado pensando.

-¿Tu sabes que yo puedo vivir sin ti, no?

-¿Debería preocuparme?-Y en ese instante, jura que la ama. Porque Nina no puede ser más Nina.

-No, solo quería que supieras que, a pesar de todo, yo elijo estar contigo. Cada día.
Natii Terra
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Mensajes : 252

Elecciones Empty Re: Elecciones

03.08.15 19:49
Awwww <3 ¡Morí de amor! ¡Me encanta absolutamente todo, me encanta, me encanta, me encanta! kajsnfkajsf No encuentro palabras para describirlo así que quedate con las anteriores jajaja
QUIERO MÁS TEXTOS TUYOS. ¡POR FAVOR! I love you
FlopiTerraCDL
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Mensajes : 319

Elecciones Empty Re: Elecciones

03.08.15 22:02
Reputación del mensaje :100% (1 voto)
I love you
Me encantó
Escribes muy bien y tus creaciones son ¡Wow!
Sugue así Very Happy Smile
Anonymous
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Elecciones Empty Re: Elecciones

11.08.15 19:19
Muchísimas gracias a las dos! Me pone contenta saber que les gustó (:
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Elecciones Empty Re: Elecciones

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