Aventura Peligrosa (capítulo 2)

Hola nuevamente , ya les traigo el capítulo 2, ojalá les guste y lo disfruten. Espero sus opiniones, este es un poco más corto y una aclaración para que no se confundan, estoy tratando de hacerlo desde la perspectiva de los dos protagonistas.

Cristóbal
Nos quedamos solos en la pequeña habitación. Ella se quedó parada inspeccionando la oficina con mirada curiosa y gran detenimiento.

No era nada justo. Habían corrido a mi compañero de trabajo, Rafael, solo por haber cometido un pequeño error, después de todo nadie había salido lastimado, bueno, a decir verdad sí, pero todo se había solucionado muy bien; abogué por él pero no me prestaron ni la más mínima atención, éramos muy buen equipo, trabajábamos increíblemente, sin embargo, ahora tenía que lidiar con la nueva.

Jamás me cruzó por la mente que se trataría de una muchacha, y menos una tan joven, es decir, ¿qué edad tenía?, parecía más bien una niña.
Ya que no había estado de acuerdo con el cambio, me dediqué a dejar la oficina totalmente desordenada solo para molestar, no quería a nadie más que no fuera Rafael, pero claro, todos debíamos tener un compañero; por eso es que había decidido hacerle la vida imposible a aquel que intentara hacerse pasar por mi colega.

A propósito, había regado algunos documentos en el escritorio destinado para mi próximo compañero, de esa manera tendría que darse a la tarea de ordenar, al principio me pareció algo muy divertido, pero ahora ya no sabía que pensar.
Se mostraba inquieta, su cabello completamente negro estaba cuidadosamente recogido en una coleta, sin embargo, algunos rizos rebeldes hacían de las suyas y trataban de salirse del peinado.
Era alta, no más que yo, pero se defendía, su traje de color azul mezclilla se acomodaba perfectamente a su cuerpo; era delgada pero al parecer no estaba obsesionada con las dietas como la mayoría de las mujeres que trabajaban en la estación; sus ojos color miel se movían de un lado a otro, y como estaba distraída seguí observándola.

Su piel era blanca, podía notar algunas venas que mostraba su cuello cuando volteaba a un lado, su cara un poco ovalada, ojos grandes, nariz pequeña y un poco respingada, sus labios, me detuve varios minutos para admirarlos, eran gruesos y con un perfecto color rosa, como si hubiesen sido hechos para besarlos todo el tiempo, me quede hipnotizado, y al darme cuenta de que me miraba casi me caigo de la silla cuando intenté ponerme de pie.

 -Bien- comienzo, pero ni si quiera sé que decir. –Este será tu escritorio- digo señalando la mesa que se encuentra al lado de la mía y por un momento, me siento culpable y me arrepiento de haber hecho lo que hice, después de todo ella no tenía nada que ver con que despidieran a mi compañero.

 -Sí, gracias- dice con la voz apagada, ¿decepción, quizá?, no importa, seguramente después de lo que hagamos hoy en el trabajo, no querrá regresar al día siguiente. Eso era lo que hablábamos antes de que fuéramos interrumpidos por el jefe mis compañeros y yo; todos habían hecho ya sus apuestas, yo aposté a que se iría al segundo día, y ahora que la había examinado detenidamente, estaba completamente seguro de que no aguantaría.

 -¿Qué edad tienes?- la pregunta salió sin siquiera haberla formulado primero en mi mente, pero tenía curiosidad.
 -Veintitrés, cumpliré pronto 24, en abril-
Me quedo un poco sorprendido, ¿veintitrés?, pero si es apenas una niña, se acercó a su nuevo escritorio y comenzó a ponerlo todo en orden.
 -¿Tú?- pregunta mientras se da la vuelta para mirarme y dedicarme una media sonrisa con sus perfectos labios. La conversación está tomando un sentido demasiado común, como si fuéramos compañeros de secundaria y lo primero que quieren saber son las edades, los nombres y las fechas de cumpleaños.
 -Tengo…- vacilé por un momento, ahora me incomoda un poco la seguridad que ha adquirido. –Treinta y uno, recién cumplidos- digo tratando ahora de evitar su mirada. Nos quedamos unos segundos en silencio hasta que aparece el jefe en la puerta, un poco agitado.

 -¿Alguno de ustedes conoce a Julio César Montiel?- nos pregunta, y busco en mi mente quien podría ser.
 -¿Será acaso el jefe de la constructora del pueblo?- pregunta Elizabeth.
 - Odio a esos tipos, solo piensan en el dinero, como si no hubiera nada más importante para ellos- dije.
 -Ahórrate tus opiniones personales Cristóbal, Julio César fue encontrado muerto en la obra que estaban realizando en las afueras de la cuidad, necesito que vayan ahí, y resuelvan esto, el caso que tenían lo he asignado a alguien más, por eso no se preocupen-
-Como usted diga señor- digo y tomo mi chaqueta, las llaves y mi identificación. –Vamos- le digo a Elizabeth y salimos a paso rápido. Por dentro estoy rogando que después de esto, decida irse, no tengo tiempo para cuidar a esta chiquilla.

jajajajaj esta sera una historia interesante..... Me iimagino ya algunas cosas pero me les reservare para un futuro.... Ahora me ire a ver el siguiente capitulo