¿Quien se ha montado en transmilenio Bgta? ¿Que opinan al respecto?
- InvitadoInvitado
Un encuentro casi sexual... By:Napi
21.12.14 1:08
Hola a todos (as).
Aqui les comparto una anécdota personal que ocurrió hace un par de años en mi visita a Colombia y hasta ahora me acorde que la tenia pendiente Espero que la disfruten
…Entré allí, en ese amplio pero reducido espacio, entre tanta euforia y vapor, me inundó el calor que emanaban los cuerpos que ahí se encontraban, algo que jamás imagine sentir en un lugar como ese. Podía percibir una mezcla de olores -algunos agradables y otros no tanto- que me hacían pensar en muchas cosas, perfumes, cigarrillo, lluvia, sudor, calor, tensión… Me sentí perturbada.
De repente una oleada más de gente se abalanzó sobre mí haciéndome caminar hacia atrás, desplazarme y pegar mi cuerpo a los otros, podía oír los murmullos retumbar en mis oídos como si hubiera un altavoz cerca de mí, sentí otras pieles rozar la mía, algunas veces con delicadeza y vergüenza y otras con mucha fuerza.
Sentí una respiración en mi cuello y me asuste, al principio, pero luego comprendí que debía adaptarme a ello, pues a partir del momento en el que todo arrancó era casi imposible separar a los otros de mi.
Una hora antes me disponía a salir de paseo en mi tercera semana de vacaciones del 2012 y ya tenía todo listo para la jornada del día, llevaba toda la energía acumulada para lo que me esperaba: Mucha caminata, frio y calor, fotos, buena comida, museos tráfico y más!
Salí del apartamento, entusiasmada y pendiente de no olvidar nada, pues una vez que saliera de allí ya no regresaría sino hasta la noche, solo en mi ilusa mente volvería si es que acaso era capaz de escapar del tráfico infernal de la capitalina Bogotá.
El día estaba gris y frío, como según me han dicho, son todos, y me agradó, una capa que no dejaba pasar el sol estaba puesta sobre mi y me regalaba unas gotitas de lluvia apenas perceptibles. Camine algunas cuadras, calles que cuando me fui agitando por la falta de oxígeno y la prisa con que me llevaban siempre, se hacían interminables, sin fin. Él aceleraba el paso y por cada uno que daba él yo tenía que dar dos, así que como comprenderán el aire comenzaba a faltarme y con la mezcla de eso más el “Smoke” mi cabeza dolía y sentí que me iba mareando de a poco.
Me concentraba en respirar profundo y hacer caso omiso de los olores que me alteraban, debía acostumbrarme pues me quedaban tres semanas más en esa nublada ciudad. El día anterior todos se habían burlado de mi cuando dije que estaba muy contenta y ansiosa por montarme en el transporte público, pues sabía que nos ahorraría un buen tiempo para desplazarnos sin tener que comernos el tráfico excesivo que caracteriza la capital Colombiana. Simplemente no entendí porque, pues lo veía como algo normal, lo común, el día a día de la mayoría, pero luego lo entendería.
Todo marchaba de maravilla, habíamos parado en la tienda por unos cigarrillos y algo de tomar, caminamos hasta la parada del bus azul y luego de tomarlo hicimos el recorrido necesario hasta llegar a la estación del transmi.
El transmi cambio mi vida, definitivamente así fue; no sé como en un espacio que no se expande y que es tan justo y determinado puede caber tanta gente al mismo tiempo. Literalmente eso fue un encuentro sexual, o ese es mi modo jocoso de verlo, pues no tenia alternativa, o me reía y luego decidía escribir algo sobre esa experiencia o de verdad la iba a pasar MUY mal. Desde que llegamos a la estación fue caótico, la fila para ingresar al sistema era enorme, pero al fin y al cabo corrió rápido, luego de eso la espera se me hizo larga también, mucha gente caminando a mi alrededor y que te empujan sino te apartas. Creo que en el transcurso del día cuando te topas con alguien que tiene un destino determinado y fijo y son un poco serios, mal encarados y antipáticos en general en las calles Bogotanas, pero también te consigues a gente muy amable, como siempre dicen por ahí, en el mundo uno encuentra cada cosa rara.
Por eso me gustó mas Cali, es una ciudad mas relajada, sin tanto stress, con menos tráfico, y la gente definitivamente esta en otra onda, son mas familiares, unidos, agradables. Si pasan frente a un vecino puedes saludarlo, hablar de cualquier tontería o incluso preguntar algo importante; en Bogotá no, allá todos parecen robots, cada quien a lo suyo y a nadie le importa nada. La gente de allá –hablo en términos generales, no quiero ofendidos- ni se da cuenta de los indigentes que hay en la calle, simplemente los ignoran como todo a su paso.
A fin de cuentas la historia principal no es esa, solo quiero compartir mi anécdota con quien guste leer porque pensándolo bien, después de todo, lo tome por el lado gracioso y seguí montándome en dicho transporte porque de una u otra forma siempre era mas rápido ir en el. Como les iba diciendo; después de los empujoncitos de la gente y los pisotones que te ganas de gratis en la estación, cuando crees que ya todo va a terminar… ¡Ahí es cuando viene lo peor!
En el momento en que se estacionó la unidad y se abrieron las puertas, un mar de personas salió de él como si de ello dependiera su vida, como si los estuvieran empujando a todos desde atrás o como si todos fueran al mismo lugar y quisieran llegar primero. Paf! Primera impresión, trate de estabilizarme y lo logre con la ayuda de mi –en ese entonces- novio, ahora, mi esposo.
Una vez transcurrida esa escena tan rápida y violenta viene la otra parte, a montarse en la unidad, al mismo tiempo que decenas de personas te empujan de un lado a otro, algunos te halan, otros te caminan al son de su paso, otros se restriegan contra tu cuerpo, otros tantos meten las manos a tu bolso y mientras todo eso ocurre mi marido se aferra a mi chaqueta para ayudarme a entrar, pues el ya lo había logrado pero yo seguía del lado de afuera. En esa fracción de segundos pasaron varias cosas:
En primer lugar me di cuenta que definitivamente no iba a caber en ese bus, iba a quedar por fuera y si tenía suerte no me caería en el andén; aparte de eso me acorde que todo el dinero lo tenía él; tercero no llevaba escrita la dirección del sitio donde estábamos quedándonos. Por último tampoco cargaba el celular, en definitiva, si él se iba en ese transmilenio, yo quedaba totalmente perdida en una ciudad enorme en la que llevaba si acaso 24horas.
Reaccione y como pude logré halarlo hacia mi tomándolo desde su maleta que llevaba colgada de lado y como por arte de magia ya estaba afuera al momento en que las puertas se cerraron casi en su nariz. Primer susto pasado!
En la siguiente oportunidad logramos montarnos en el bus sin mayor esfuerzo, pero todo se torno mal en el momento de la siguiente parada en la que al abrirse las puertas entraron cientos de personas de todos los tamaños, colores y sobre todo olores, con el mismo afán y el desespero de no quedarse afuera. Cuando pestañee sorprendida y realice lo que pasaba no me dio chance de nada. Un hombre de aspecto raido, barbudo y como de mi tamaño se movía al son que iba el transmi y llevaba el brazo levantado para sujetarse de la barra –cabe destacar que no tenia un aroma muy agradable que digamos-.
AL mismo tiempo una señora de unos 60 años calculo, se puso delante de mi, ella llevaba un paraguas –sombrilla- y no tuvo problema en poner la punta del mismo hacia arriba, lo que trajo como consecuencia que casi me saca un ojo –Por supuesto no era su intención, o eso creo-
Y por último pero no menos importante en ese trayecto, sentí como un caballero un poco mas alto que yo restregaba su paquete contra mis nalgas sin más. Creo que con eso basto para reconsiderar montarme de nuevo en ese sistema de transporte, por lo menos no lo haría solo por pasear.
MI rostro debe haber reflejado un sinfín de emociones y pensamientos juntos porque de inmediato Andrés busco la forma de moverse entre la multitud para ponerse detrás de mi y asi protegerme de todo lo que pudiera tocarme por ese lado.
Cuando me baje en la estación que nos correspondía, me dieron muchas ganas de reirme, pues la verdad ahora si que entendía porque todos se habían reído de mi el día anterior cuando dije con mucho entusiasmo que deseaba montarme en el transmi. Fue una experiencia casi sexual, y ahora disfruto contándole a mis lectores pero debo decir algo más.
Admiro a las personas, sobre todo a las mujeres, que día a día utilizan tal sistema y deben sufrir ciertas situaciones incomodas para poder trasladarse de un sitio a otro. Yo lo vi jocoso, como un chiste, y me divertí a final de cuentas, pero solo fui de vacaciones.
Lo que vi de Colombia me encanto y muero de ganas por ir de nuevo, tengo maravillosos recuerdos, sobre todo porque de allá salí con un anillo en el dedo y ahora estoy casada con el hombre que me llevo a su país a conocer a toda su familia y pedir mi mano; pero si algo tengo claro, es que a menos que sea muy necesario no quiero tener otra experiencia sexual colectiva, o por lo menos no de ese modo Ja!.
Aqui les comparto una anécdota personal que ocurrió hace un par de años en mi visita a Colombia y hasta ahora me acorde que la tenia pendiente Espero que la disfruten
…Entré allí, en ese amplio pero reducido espacio, entre tanta euforia y vapor, me inundó el calor que emanaban los cuerpos que ahí se encontraban, algo que jamás imagine sentir en un lugar como ese. Podía percibir una mezcla de olores -algunos agradables y otros no tanto- que me hacían pensar en muchas cosas, perfumes, cigarrillo, lluvia, sudor, calor, tensión… Me sentí perturbada.
De repente una oleada más de gente se abalanzó sobre mí haciéndome caminar hacia atrás, desplazarme y pegar mi cuerpo a los otros, podía oír los murmullos retumbar en mis oídos como si hubiera un altavoz cerca de mí, sentí otras pieles rozar la mía, algunas veces con delicadeza y vergüenza y otras con mucha fuerza.
Sentí una respiración en mi cuello y me asuste, al principio, pero luego comprendí que debía adaptarme a ello, pues a partir del momento en el que todo arrancó era casi imposible separar a los otros de mi.
Una hora antes me disponía a salir de paseo en mi tercera semana de vacaciones del 2012 y ya tenía todo listo para la jornada del día, llevaba toda la energía acumulada para lo que me esperaba: Mucha caminata, frio y calor, fotos, buena comida, museos tráfico y más!
Salí del apartamento, entusiasmada y pendiente de no olvidar nada, pues una vez que saliera de allí ya no regresaría sino hasta la noche, solo en mi ilusa mente volvería si es que acaso era capaz de escapar del tráfico infernal de la capitalina Bogotá.
El día estaba gris y frío, como según me han dicho, son todos, y me agradó, una capa que no dejaba pasar el sol estaba puesta sobre mi y me regalaba unas gotitas de lluvia apenas perceptibles. Camine algunas cuadras, calles que cuando me fui agitando por la falta de oxígeno y la prisa con que me llevaban siempre, se hacían interminables, sin fin. Él aceleraba el paso y por cada uno que daba él yo tenía que dar dos, así que como comprenderán el aire comenzaba a faltarme y con la mezcla de eso más el “Smoke” mi cabeza dolía y sentí que me iba mareando de a poco.
Me concentraba en respirar profundo y hacer caso omiso de los olores que me alteraban, debía acostumbrarme pues me quedaban tres semanas más en esa nublada ciudad. El día anterior todos se habían burlado de mi cuando dije que estaba muy contenta y ansiosa por montarme en el transporte público, pues sabía que nos ahorraría un buen tiempo para desplazarnos sin tener que comernos el tráfico excesivo que caracteriza la capital Colombiana. Simplemente no entendí porque, pues lo veía como algo normal, lo común, el día a día de la mayoría, pero luego lo entendería.
Todo marchaba de maravilla, habíamos parado en la tienda por unos cigarrillos y algo de tomar, caminamos hasta la parada del bus azul y luego de tomarlo hicimos el recorrido necesario hasta llegar a la estación del transmi.
El transmi cambio mi vida, definitivamente así fue; no sé como en un espacio que no se expande y que es tan justo y determinado puede caber tanta gente al mismo tiempo. Literalmente eso fue un encuentro sexual, o ese es mi modo jocoso de verlo, pues no tenia alternativa, o me reía y luego decidía escribir algo sobre esa experiencia o de verdad la iba a pasar MUY mal. Desde que llegamos a la estación fue caótico, la fila para ingresar al sistema era enorme, pero al fin y al cabo corrió rápido, luego de eso la espera se me hizo larga también, mucha gente caminando a mi alrededor y que te empujan sino te apartas. Creo que en el transcurso del día cuando te topas con alguien que tiene un destino determinado y fijo y son un poco serios, mal encarados y antipáticos en general en las calles Bogotanas, pero también te consigues a gente muy amable, como siempre dicen por ahí, en el mundo uno encuentra cada cosa rara.
Por eso me gustó mas Cali, es una ciudad mas relajada, sin tanto stress, con menos tráfico, y la gente definitivamente esta en otra onda, son mas familiares, unidos, agradables. Si pasan frente a un vecino puedes saludarlo, hablar de cualquier tontería o incluso preguntar algo importante; en Bogotá no, allá todos parecen robots, cada quien a lo suyo y a nadie le importa nada. La gente de allá –hablo en términos generales, no quiero ofendidos- ni se da cuenta de los indigentes que hay en la calle, simplemente los ignoran como todo a su paso.
A fin de cuentas la historia principal no es esa, solo quiero compartir mi anécdota con quien guste leer porque pensándolo bien, después de todo, lo tome por el lado gracioso y seguí montándome en dicho transporte porque de una u otra forma siempre era mas rápido ir en el. Como les iba diciendo; después de los empujoncitos de la gente y los pisotones que te ganas de gratis en la estación, cuando crees que ya todo va a terminar… ¡Ahí es cuando viene lo peor!
En el momento en que se estacionó la unidad y se abrieron las puertas, un mar de personas salió de él como si de ello dependiera su vida, como si los estuvieran empujando a todos desde atrás o como si todos fueran al mismo lugar y quisieran llegar primero. Paf! Primera impresión, trate de estabilizarme y lo logre con la ayuda de mi –en ese entonces- novio, ahora, mi esposo.
Una vez transcurrida esa escena tan rápida y violenta viene la otra parte, a montarse en la unidad, al mismo tiempo que decenas de personas te empujan de un lado a otro, algunos te halan, otros te caminan al son de su paso, otros se restriegan contra tu cuerpo, otros tantos meten las manos a tu bolso y mientras todo eso ocurre mi marido se aferra a mi chaqueta para ayudarme a entrar, pues el ya lo había logrado pero yo seguía del lado de afuera. En esa fracción de segundos pasaron varias cosas:
En primer lugar me di cuenta que definitivamente no iba a caber en ese bus, iba a quedar por fuera y si tenía suerte no me caería en el andén; aparte de eso me acorde que todo el dinero lo tenía él; tercero no llevaba escrita la dirección del sitio donde estábamos quedándonos. Por último tampoco cargaba el celular, en definitiva, si él se iba en ese transmilenio, yo quedaba totalmente perdida en una ciudad enorme en la que llevaba si acaso 24horas.
Reaccione y como pude logré halarlo hacia mi tomándolo desde su maleta que llevaba colgada de lado y como por arte de magia ya estaba afuera al momento en que las puertas se cerraron casi en su nariz. Primer susto pasado!
En la siguiente oportunidad logramos montarnos en el bus sin mayor esfuerzo, pero todo se torno mal en el momento de la siguiente parada en la que al abrirse las puertas entraron cientos de personas de todos los tamaños, colores y sobre todo olores, con el mismo afán y el desespero de no quedarse afuera. Cuando pestañee sorprendida y realice lo que pasaba no me dio chance de nada. Un hombre de aspecto raido, barbudo y como de mi tamaño se movía al son que iba el transmi y llevaba el brazo levantado para sujetarse de la barra –cabe destacar que no tenia un aroma muy agradable que digamos-.
AL mismo tiempo una señora de unos 60 años calculo, se puso delante de mi, ella llevaba un paraguas –sombrilla- y no tuvo problema en poner la punta del mismo hacia arriba, lo que trajo como consecuencia que casi me saca un ojo –Por supuesto no era su intención, o eso creo-
Y por último pero no menos importante en ese trayecto, sentí como un caballero un poco mas alto que yo restregaba su paquete contra mis nalgas sin más. Creo que con eso basto para reconsiderar montarme de nuevo en ese sistema de transporte, por lo menos no lo haría solo por pasear.
MI rostro debe haber reflejado un sinfín de emociones y pensamientos juntos porque de inmediato Andrés busco la forma de moverse entre la multitud para ponerse detrás de mi y asi protegerme de todo lo que pudiera tocarme por ese lado.
Cuando me baje en la estación que nos correspondía, me dieron muchas ganas de reirme, pues la verdad ahora si que entendía porque todos se habían reído de mi el día anterior cuando dije con mucho entusiasmo que deseaba montarme en el transmi. Fue una experiencia casi sexual, y ahora disfruto contándole a mis lectores pero debo decir algo más.
Admiro a las personas, sobre todo a las mujeres, que día a día utilizan tal sistema y deben sufrir ciertas situaciones incomodas para poder trasladarse de un sitio a otro. Yo lo vi jocoso, como un chiste, y me divertí a final de cuentas, pero solo fui de vacaciones.
Lo que vi de Colombia me encanto y muero de ganas por ir de nuevo, tengo maravillosos recuerdos, sobre todo porque de allá salí con un anillo en el dedo y ahora estoy casada con el hombre que me llevo a su país a conocer a toda su familia y pedir mi mano; pero si algo tengo claro, es que a menos que sea muy necesario no quiero tener otra experiencia sexual colectiva, o por lo menos no de ese modo Ja!.
- InvitadoInvitado
Re: Un encuentro casi sexual... By:Napi
21.12.14 12:46
LOL Me has hecho reír con tu anécdota xD Me recuerda a los buses de mi país por las mañanas cuando todo mundo va para el trabajo o el colegio, nunca he ido a Colombia pero acá también son un desmadre completo.
Y comprendo el dilema que tuviste antes de entrar, yo tampoco entiendo como es que puede caber tanta gente adentro de esas cosas .-.
Y comprendo el dilema que tuviste antes de entrar, yo tampoco entiendo como es que puede caber tanta gente adentro de esas cosas .-.
- InvitadoInvitado
Re: Un encuentro casi sexual... By:Napi
26.12.14 15:41
Napi0911 escribió:
Admiro a las personas, sobre todo a las mujeres, que día a día utilizan tal sistema y deben sufrir ciertas situaciones incomodas para poder trasladarse de un sitio a otro. Yo lo vi jocoso, como un chiste, y me divertí a final de cuentas, pero solo fui de vacaciones.
Lo que vi de Colombia me encanto y muero de ganas por ir de nuevo, tengo maravillosos recuerdos, sobre todo porque de allá salí con un anillo en el dedo y ahora estoy casada con el hombre que me llevo a su país a conocer a toda su familia y pedir mi mano; pero si algo tengo claro, es que a menos que sea muy necesario no quiero tener otra experiencia sexual colectiva, o por lo menos no de ese modo Ja!.
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Bueno, comparto tu felicitación, en mi pais se vive eso TODOS LOS DÍAS jajaja Y al igual que tu cada vez que me toda un transporte así, pues le veo el lado "Chistoso", no queda de otra ..
Y bueno, al igual que tu, creo que viajar por los trasportes públicos, en una ciudad que no conoces es lo mejor, por que así aprendes, aprecias y visualizas hjajaja
Me dieron ganas de viajar a Colombia!!
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