Abismal desconcierto

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Abismal desconcierto

Hola, me llamo Joaquín y he perdido mi cuerpo. Sé que suena un tanto extraño y, de hecho, me avergüenza admitirlo pero, necesito encontrarlo.

No es difícil de identificar, se ve genial. Soy genial. Mi cuerpo es alto y delgado. De piel morena y cabello azabache casi rapado. Tiene los ojos como el cielo estrellado y un aro plateado en la ceja derecha.

Cuando salí de casa lucía jeans medianamente ajustados y zapatillas de marca color azul. Tenía puesta una camisa gris pero, me parece que me la saqué en algún momento de la noche; hacía mucho calor y un poco de cerveza se había derramado en el frente.

Entonces, seguramente hallarán mi cuerpo con su musculoso tórax a la vista. Llevo meses entrenando en un gimnasio y debo admitir que veo realmente bien. Mi físico tiene casi treinta años, aunque no se nota. Lo mantengo bien cuidado.
En realidad no. Por eso lo perdí.

El sábado a la noche salimos con algunos amigos y la fiesta se descontroló un poquito –mucho. Tomé alcohol como si fuese agua y no me acuerdo nada más.

Hoy me desperté, solo, en la estación de tren “Lacroze” y mi cuerpo ya no estaba. Espero que quien lo haya encontrado lo esté tratando bien. Temo que me hayan robado el celular y la billetera. Y espero sinceramente no haber recibido demasiados golpes. No quisiera arruinar mi bello rostro.

Me pregunto si será domingo o lunes. Me duele un poco la cabeza y quiero volver casa. Pero nadie me ve, nadie me oye.

¿Qué me habrá pasado estando ebrio? ¿Una pelea? ¿Un accidente? Me encantaría saberlo. Pero bueno ¿Qué más da? No puedo retroceder el tiempo y, aparentemente, tampoco marcharme de Buenos Aires.

Por eso les quiero pedir un favor. Si alguno de ustedes se topa con mi bello cuerpo, dígame donde está. Iré inmediatamente a recogerlo. Si me apuro, quizá pueda incluso lucirlo de nuevo -antes que otros lo hallen o que se descomponga y pierda su indescriptible belleza.

Los esperaré sentado en la pizzería; esa grande que está en una esquina frente a la estación. Voy a estar en una mesita para dos, junto a la ventana. No hace falta que traigan mi cuerpo con ustedes, con la información me basta. Pregunten por mí a los meseros, díganles que quieren ver al espíritu más bello de todos y me encontrarán.

Gracias.
Atentamente: Joaquín.