- InvitadoInvitado
LIGADOS- El encuentro
30.11.14 18:28
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Me paralizo al ver a este hombre del cual no sé nada, o creo no saberlo. No recuerdo lo que paso ayer ni siquiera lo que sucedió esta mañana. Esta situación de amnesia es horrible. No soporto no saber acerca de mi pasado, o por lo menos de mi familia; hace un instante confundí a mi padre –si es que tengo uno- con un desconocido. Todavía no logro darme cuenta del porqué lo asocié con mi padre. Ah, cierto, esta es su camioneta, de eso sí estoy seguro. Pero la pregunta es por qué no la está conduciendo él y qué hago yo aquí con este completo extraño.Me empiezan a sudar las manos cuando pasa por mi cabeza la idea de que esta persona puede llegar a ser un secuestrador y quizá me capturó para pedir una recompensa. Y para capturarme me habría golpeado en la cabeza y eso explicaría lo único que logro recordar: mi grito. Me pongo más nervioso y el cuerpo me comienza a temblar. Pero no quiero que piense que tengo miedo sino quedaría como un gatito asustado al que lo están por atacar. Así que me pongo rígido como el acero y pienso qué podría decir y cómo actuar en una situación como esta. No me voy a hacer el héroe como cuando en las películas de acción un solo hombre pelea contra cinco y milagrosamente los derrota.
-Si lo que quieres es dinero mi padre te lo dará –digo.
-Ya veremos –contesta burlonamente.
Definitivamente nunca se le dice a un secuestrador que se le pagará lo que pida porque va a exigir una mayor recompensa. Que estúpido que me siento por haber dicho eso, pero no puedo pensar por los nervios y la incertidumbre que me abordan y crecen a cada segundo. Ni puedo volver el tiempo atrás.
Pienso en las opciones que tengo. Lo que primero se me ocurre sería golpearlo en la cabeza pero si lo hiciera la camioneta perdería en control y no sé si saldría con vida. Otra opción que se me ocurre sería quitarme el cinturón, abrir la puerta y saltar del vehículo. Aunque la descarto cuando recuerdo que vamos a alta velocidad. Por lo que opto por la última alternativa: dormir y esperar despertar en algún lugar mejor.
***
Estoy acostado y delante de mí hay un televisor de plasma apagado. Me levanto sigiloso y cuidadosamente para no hacer ningún ruido. Me pongo de pie y al instante en que doy el primer paso unas luces enceguecedoras del techo se prenden. Me quedo inmóvil unos segundos hasta que se apagan. Me doy cuenta que se activan al movimiento así que no hay peligro alguno… por el momento. Comienzo a inspeccionar la habitación que es toda gris. Sin embargo, en una de las paredes hay un vidrio rectangular oscuro que ocupa casi la mitad de la estructura, en el cual puedo ver mi reflejo pero no es un espejo porque está algo opaco. No tengo la menor idea de qué puede ser o por qué está allí. Me doy vuelta y veo una puerta de metal con remaches, parecería que estoy en una cárcel. Pero si fuera un prisionero por qué no estoy usando ese pijama a rayas que muestran en las películas o por qué pondrían una cama tan cómoda para un preso. No lo sé. Pero aquí hay muchas incoherencias y pretendo descubrirlas a todas. Me siento en el borde de la cama para pensar mi primer movimiento. Se me viene a la cabeza la escena de una película en la cual el preso finge un paro cardíaco, entra un guardia y lo apuñala justo en el corazón con una navaja. Supongo que me gustaba ver mucha televisión y la mayoría de programas que predominaban en mi control remoto eran de acción. Mi pensamiento desaparece al instante en que noto que no tengo una navaja y que tampoco hay algo en la habitación que se le parezca.
Estoy inquieto, producto del encierro. Empiezo a sospechar que soy claustrofóbico cuando noto que me empiezo a quedar sin aire, me ahogo. Para calmarme me recuesto en la cama y mis ojos se sienten irritados producto de las luces tan brillantes –me gustaría saber a quién se le ocurrió instalar esta especia llamas encerradas dentro de un cubículo vidrioso, quizá esa persona pensó que podría cegar al recluso-. Mis labios se ensanchan un poco simulando una pequeña sonrisa por aquel pensamiento. Hago un esfuerzo en recordar algo pero ya siento como si el cerebro me fuera a explotar. Cuando logro relajarme escucho algún sonido electrónico y noto que la puerta se abre completamente. Puedo distinguir un pasillo oscuro detrás de la persona que se halla parada justo en la puerta. Sin embargo, no puedo verle la cara. Las luces de la habitación sólo le llegan hasta el estómago. Ni siquiera puedo decir si es hombre o mujer ya que no se si tiene busto o no –no estoy seguro de que eso me confirme su sexo ya que si fuera hombre podría colocarse implantes, ¿no? En estos días ocurre de todo-. Solo sé que va vestida de negro y con zapatos bien lustrados.
Él o ella comienza a entrar en la habitación, la luz le va subiendo como en cámara lenta. Justo antes de poder verle la cara todo se pone oscuro y estoy en otro lugar, no sabría decir bien en dónde pero estoy seguro que no es el mismo de hace un rato.
No puedo mantener el equilibrio y me caigo. Esto es un terremoto y veo la tierra delante de mí temblar. Despierto.
***
-¡¿Qué demonios está pasando?! –Me sale entre el bamboleo.-Disculpa, es que estaba descansando un poco los ojos y me salí del camino por un momento –dice sin más, con voz neutra. Si no fuera porque me dijo que tenía sueño podría llegar a pensar que este hombre es un robot. Nada lo inmuta, ni siquiera haber perdido el control del auto, podríamos haber volcado y no le importaría. Capaz esté actuando para que lo vea frívolo ante toda situación y así demuestre quien manda.
Ya no aguanto más este viaje, me está volviendo loco. Siento los músculos atrofiados por estar sentado tantas horas. Miro por la ventana y en el horizonte noto una estela un poco anaranjada. Está amaneciendo. Es curioso como de un lado del auto puedo ver el cielo rojizo con tonos naranjas y por la otra ventanilla el cielo sigue oscuro inundado de puntos blancos que irradian luz. Es como mirar a dos mundos diferentes.
Creo que este encierro ya me está haciendo desvariar. En lugar de preocuparme hacia dónde me están llevando me distraigo mirando al firmamento. Pero bueno tengo que confesarlo, me cuesta mucho prestar atención. Siempre tengo problemas cuando la gente me habla y finjo que la escucho. Sin embargo, estoy volando en un mundo diferente dentro de mi mente. Pero al contestar algo que no se asemeja ni en lo más mínimo de lo que me dicen se enojan, y no los culpo, a qué persona no le gusta que la escuchen y menos que finja que le prestan atención.
Listo, ya me decidí, quiero respuestas y las quiero ya.
-¿Por qué me secuestraste? ¿Dónde está mi familia? –Pregunto arrogantemente. Ese creo que es un defecto que siempre he tenido. Cuando quiero algo nunca lo pido delicadamente. A veces creo que a las personas les molesta que les hablen mal. Pero ni modo, no me interesa si este le molesta mi forma de hablar, estoy harto de esta situación de encierro y de incertidumbre. Y al único que puedo culpar es a este sujeto. El culpable de que esté aquí es solamente él, a menos de que tenga algún cómplice. Pero eso no me importa justo ahora. Sólo quiero información.
-Silencio –responde sin más ánimo de expresión.
- Quizás tu no seas normal, pero la gente común no suele estar horas y horas en completo silencio –digo un poco soberbio.
- Cállate he dicho, y siéntate.
-¿Quién diablos eres? –pregunto- Y exijo saberlo en este momento.
No sé por qué pienso que por exigir algo lo voy a conseguir. Muchas veces trato a la gente como si fuera su jefe y tienen que hacer y decir lo que les diga.
-Ya lo sabrás en su debido tiempo. Ahora guarda silencio, no me hagas encintarte la boca porque eso haría que nos demoremos más –comenta, pero algo es diferente. Ahora sí parece humano ya que lo dijo en diferentes tonos. Lo que me confirma que no es un robot. Sin embargo sigo furioso, sigue sin responderme nada. Ya se me está agotando la paciencia.
-Mira, no recuerdo nada, absolutamente nada de lo que pasó antes de despertar aquí contigo en la camioneta de mi papá. Tengo millones de dudas sobre mí y mi familia. Ni siquiera sé cómo me llamo –voy a tratar de apelar un poco a su lado sentimental, si es que lo tiene-. Podrías ponerte un poco en mi lugar.
-No, lo lamento pero no puedo decirte nada, todo lo que te cuente podría afectar a tus recuerdos si lo que te diga no es tan acertado como debería ser. Y ya estoy diciendo mucho. Te voy a pedir por última vez que guardes silencio.
Pienso un minuto en lo que me dijo. Me parece extraño que un secuestrador se comporte tan amable con su víctima. Y qué es eso de que no puede decirme nada porque dañaría mis memorias. Estoy muy desconcertado. Comienzo a creer que no es un secuestrador pero no logro entender qué hago aquí. Aunque siento que la respuesta está cerca.
- InvitadoInvitado
Re: LIGADOS- El encuentro
01.12.14 8:07
Si les ha gustado el comienzo de mi historia pueden leer todos los capítulos restantes mediante la aplicación WATTPAD, una vez entrado buscar la historia con el nombre de LIGADOS
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