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La dama de plata
06.11.14 11:30
Este es medianamente distinto que lo demás.
La dama de plata
A lo largo de la vida nos encontramos con distintas personas. Existen encuentros casuales y causales, alegres y tristes, comunes y extraordinarios; pero, existe un encuentro que es único e irrepetible o, al menos, así debería ser.
El encuentro con la muerte.
Recuerdo siempre que mi madre me contaba una anécdota sobre mis primeros meses de vida, en la que yo casi me ahogo en la bañera. Esa, me temo, ha sido mi primera aproximación a la muerte y es quizás, también, el motivo de mis reiterados acercamientos a ella.
Digo “ella” porque se trata de una mujer hermosa, de cabello plateado y ojos de luna menguante. Lleva siempre el mismo vestido de sombras rasgadas y remendadas con hilo de lágrimas. Alta y delgada cual álamo sin hojas, avanza con el sigilo típico de la brisa nocturna.
Mi primer memoria de esta cruel dama se remonta a cuando yo no había cumplido aún los ocho años y alcanzaba el borde de la mesa solamente si me paraba en puntas de pié. Era una tarde de primavera, casi verano, y luego de mucho tiempo, habíamos encendido el ventilador de techo en la cocina.
Julia, mi abuela, me había retirado de la escuela y llevado a su casa para almorzar. Solíamos pasar la tarde juntos, jugando al bingo y a las damas hasta que papá regresaba de su habitual jornada de trabajo en la oficina.
La rutina se rompió a la hora de la siesta.
Yo dormitaba, con mis ojos abriéndose de vez en cuando para pispiarlo que pasaban en la televisión. Entonces, la vi. Se trataba de la dama de plata—como la llamé en aquel entonces—, casi incorpórea, que salió de quién sabe dónde y atravesó la casa, rumbo a la cocina, dejando tras ella una estela de desesperación.
La seguí, sigiloso; y sin saber el motivo comencé a llorar ante su presencia. Me escabullí, escondiéndome tras los muebles, creyéndome un espía famoso de esos que salían en las series y películas que miraba mi tío.
Sin detenerse, voltearse o vacilar, se acercó a la abuela Julia, que estaba sentada a la mesa leyendo un libro de cocina. Ella no vio cuando la muerte se aproximó, acomodándose a su derecha con su sonrisa cosida dibujada en el rostro. “¡Abu!” grité, pero ya era tarde. La dama de plata se abalanzó sobre Julia e, impiadosa, posó sus labios sobre la frente de la anciana.
Cayó.
Se desplomó encima de su libro, sobre la receta para hacer lasaña.
Me quedé sin cena y sin abuela.
Ese fue solo el primer encuentro con la muerte que viene a m memoria. A este hecho le siguieron otros tantos, similares: mamá, el perro, mi prima y muchos más.
Ella no sabe que puedo verla, ni siquiera lo imagina y temo que, cuando lo descubra, venga a besar mi frente y llevarme lejos, a un sitio que ni siquiera soy capaz de imaginar.
Y aunque sea arriesgado, la veo diariamente—no me queda otra opción—, paseándose por los pasillos del hospital donde trabajo. Tiene siempre el mismo efecto: lloran quienes quedan a merced de su presencia y muere el ser desafortunado sobre cuya frente posa los labios cosidos.
Yo la veo, pero ella no viene a mi encuentro.
Aún no.
La dama de plata
A lo largo de la vida nos encontramos con distintas personas. Existen encuentros casuales y causales, alegres y tristes, comunes y extraordinarios; pero, existe un encuentro que es único e irrepetible o, al menos, así debería ser.
El encuentro con la muerte.
Recuerdo siempre que mi madre me contaba una anécdota sobre mis primeros meses de vida, en la que yo casi me ahogo en la bañera. Esa, me temo, ha sido mi primera aproximación a la muerte y es quizás, también, el motivo de mis reiterados acercamientos a ella.
Digo “ella” porque se trata de una mujer hermosa, de cabello plateado y ojos de luna menguante. Lleva siempre el mismo vestido de sombras rasgadas y remendadas con hilo de lágrimas. Alta y delgada cual álamo sin hojas, avanza con el sigilo típico de la brisa nocturna.
Mi primer memoria de esta cruel dama se remonta a cuando yo no había cumplido aún los ocho años y alcanzaba el borde de la mesa solamente si me paraba en puntas de pié. Era una tarde de primavera, casi verano, y luego de mucho tiempo, habíamos encendido el ventilador de techo en la cocina.
Julia, mi abuela, me había retirado de la escuela y llevado a su casa para almorzar. Solíamos pasar la tarde juntos, jugando al bingo y a las damas hasta que papá regresaba de su habitual jornada de trabajo en la oficina.
La rutina se rompió a la hora de la siesta.
Yo dormitaba, con mis ojos abriéndose de vez en cuando para pispiarlo que pasaban en la televisión. Entonces, la vi. Se trataba de la dama de plata—como la llamé en aquel entonces—, casi incorpórea, que salió de quién sabe dónde y atravesó la casa, rumbo a la cocina, dejando tras ella una estela de desesperación.
La seguí, sigiloso; y sin saber el motivo comencé a llorar ante su presencia. Me escabullí, escondiéndome tras los muebles, creyéndome un espía famoso de esos que salían en las series y películas que miraba mi tío.
Sin detenerse, voltearse o vacilar, se acercó a la abuela Julia, que estaba sentada a la mesa leyendo un libro de cocina. Ella no vio cuando la muerte se aproximó, acomodándose a su derecha con su sonrisa cosida dibujada en el rostro. “¡Abu!” grité, pero ya era tarde. La dama de plata se abalanzó sobre Julia e, impiadosa, posó sus labios sobre la frente de la anciana.
Cayó.
Se desplomó encima de su libro, sobre la receta para hacer lasaña.
Me quedé sin cena y sin abuela.
Ese fue solo el primer encuentro con la muerte que viene a m memoria. A este hecho le siguieron otros tantos, similares: mamá, el perro, mi prima y muchos más.
Ella no sabe que puedo verla, ni siquiera lo imagina y temo que, cuando lo descubra, venga a besar mi frente y llevarme lejos, a un sitio que ni siquiera soy capaz de imaginar.
Y aunque sea arriesgado, la veo diariamente—no me queda otra opción—, paseándose por los pasillos del hospital donde trabajo. Tiene siempre el mismo efecto: lloran quienes quedan a merced de su presencia y muere el ser desafortunado sobre cuya frente posa los labios cosidos.
Yo la veo, pero ella no viene a mi encuentro.
Aún no.
- AliAFICIONADO
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Re: La dama de plata
06.11.14 14:37
Sinceramente me encantan tus historias aunque traten de muerte jaja Y más me gusta que hayas puesto a la muerte como un mujer, ya que siempre es el tipito de negro y encapuchado con la guadaña jaja Me parece interesante que sea una mujer, Dama de plata pareciera como más mortal que la parca jojo Me gusto mucho ^^
- InvitadoInvitado
Re: La dama de plata
06.11.14 14:38
awww que bueno que te guste. xD Esta historia nació de un sueño algo perturbador que tuve hace poco jajaja
- AliAFICIONADO
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Re: La dama de plata
06.11.14 14:41
jajajaja bueno, por lo menos puedes hacer algo productivo con tus sueños, yo hace años que tengo dos sueños repetidos y no tengo idea de que hacer con ellos o que significan ajajaa
Aunque si, es algo perturbador soñar algo así XD
Aunque si, es algo perturbador soñar algo así XD
- InvitadoInvitado
Re: La dama de plata
06.11.14 14:41
Mis sueños son..... muy surrealistas xD casi todos mis escritos raros salieron de algun sueño, incluso mis novelas.
- AliAFICIONADO
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Re: La dama de plata
06.11.14 14:48
Esta bueno eso, tienes como una musa interior. Yo sueño con un toro azul que me mira desde lejos, pero nunca se acerca, yo se que me está mirando aunque no veo sus ojos y en el otro estoy metida dentro de un barril de vino, esos grandotes con un bebe y un hombre al que nunca le veo la cara pero se que está ahí conmigo y por mi. Afuera hay como una guerra pero no se más, siempre se corta el sueño cuando voy a verle la cara al hombre. jajaja he tenido esos sueños varias veces y siempre son iguales. ojala pudiera escribir algo como lo haces vos, pero mi creatividad no va tan lejos ajajaj
- AliAFICIONADO
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Re: La dama de plata
06.11.14 14:54
jajaja me imagino que si por años he tenido esos dos sueños, pero mi cerebro no le haría justicia a un cuento, realmente no puedo expresarme bien a la hora de escribir, me enredo mucho ajaja Pero eres libre de hacerlo si quieres, si te sirvió de inspiración aunque sea un poco, puedes hacer lo que quieras =)
- InvitadoInvitado
Re: La dama de plata
06.11.14 14:55
jajaja enviame las historias apenas un poco mas detalladas y te armo los cuentos jajaja
- AliAFICIONADO
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Re: La dama de plata
06.11.14 14:57
Oki, te los mando por privado ajajajajaj Puede que ahora gracias a vos, pueda terminar de entender mis sueños ajajajaja
- InvitadoInvitado
Re: La dama de plata
06.11.14 21:12
Los sueños son geniales para hacer cuentos locos xD
Ay, me he hecho adicta a tus escritos, me encantan tus descripciones y las palabras que usas *-* Dejan esa sensación de querer tomar un lápiz y dibujar las escenas.
En este caso AMÉ la descripción de la dama.
Ay, me he hecho adicta a tus escritos, me encantan tus descripciones y las palabras que usas *-* Dejan esa sensación de querer tomar un lápiz y dibujar las escenas.
En este caso AMÉ la descripción de la dama.
- InvitadoInvitado
Re: La dama de plata
06.11.14 21:17
jajaja si la dibujas luego posteas el art =)
Me alegra que te guste como escribo xD soy super quisquillosa a la hora de escoger mis palabras
Me alegra que te guste como escribo xD soy super quisquillosa a la hora de escoger mis palabras
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Re: La dama de plata
07.11.14 13:42
Me ha gustado montones!!! <3 Amo esta clase de relatos cortos. Me gusta tu interpretación de la muerte, de hecho hasta me dieron ganas de dibujarla xD Siempre me pasa con estos cuentos medio misteriosos, me tengo que imaginar la historia aunque al final nunca dibujo nada por falta de tiempo *cofyperezacof* u.u En fin, el punto es que escribes genial! =D
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Re: La dama de plata
07.11.14 13:54
=3 gracias! Sería genial si la dibujaras en algun momento xD
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Re: La dama de plata
07.11.14 14:40
De nada! Y creo que primero debería estudiar para mis exámenes finales xD Luego podría intentar, la verdad me atrae bastante la idea =P
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Re: La dama de plata
15.11.14 22:27
Me gusto mucho tu historia, definitivamente la forma en que retratas a la muerte es muy original, creo que nunca se me hubiese ocurrido recrearla en mi cabeza como lo hice con tus descripciones. :3
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Re: La dama de plata
16.11.14 0:27
Me alegra que le haya gustado. Siendo sincera, así se veía en mi sueño.
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Re: La dama de plata
16.11.14 10:06
Estoy de vuelta!!!!! Hola Riku, creo que ya te lo han dicho todo pero no esta de mas un me gusto =), la verdad me encanta tus escritos y creo que ser asi te a ayudado mucho pues atraen demaciado tus historias. Esta en particular me a encantado muchisimo.
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Re: La dama de plata
16.11.14 10:12
Nunca esperé que a alguien le gustara esta historia cortita basada en un mal sueño. Estoy sorprendida (y feliz xD)
Me alegra que te guste como escribo =) es lindo recibir algún "me encanta" de vez en cuando xq eso me alienta a seguir adelante =) Gracias.
Me alegra que te guste como escribo =) es lindo recibir algún "me encanta" de vez en cuando xq eso me alienta a seguir adelante =) Gracias.
- InvitadoInvitado
Re: La dama de plata
16.11.14 10:37
La verdad es que a veces algo que parece sensillo puede causar gran impresion. Pues como lo describes no parece un mal sueño, de hecho es una manera interesante de ver a la muerte de otra manera que no sea encapuchada con una oz o un simple esqueleto. Por supuesto continua escribiendo =)
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