El retrato
12.08.15 17:37
Hi, aquí les comparto mi primer cuento, nunca había hecho algo similar, así que estoy abierto a opiniones y criticas... Que lo disfruten (?
El retrato.
Allí se encontraba él, en medio del inconmensurable e impredecible reino de los sueños. Sometido a sí mismo, prisionero de sus instintos.
He aquí se encontraba él, en la entrada de una lúgubre y provocativa mansión, Sin recuerdo alguno de como llegó a tal lugar. Pero a su vez, tenía un cometido, sabía que estaba allí para hacer algo, no sabía exactamente qué, pero con solo intentar pensar en eso, un escalofrío recorría su cuerpo.
Su larga túnica negra se camuflaba entre la silenciosa y letal oscuridad de la noche que entraba en armonía con el aspecto de dicha mansión, sentía que algo lo llamaba desde allí dentro. Él examinó la vieja puerta de madera de la entrada, la cual se encontraba agrietada y con un color gris, hasta podría decirse que estaba podrida, por lo que dedujo que se encuentra allí hace un largo tiempo.
Se atrevió a mirar hacia atrás, pero no encontró nada mas que oscuridad, abrumadora oscuridad. Luego de un breve pero fuerte suspiro, supuso que lo único que le quedaba por hacer era entrar. Y eso fue lo que hizo. Al cruzar la puerta, un aire frío atravesó su cuerpo. El lugar se encontraba totalmente oscuro, a excepción de una luz tenue que provenía de una vela que se encontraba en una pequeña mesa de madera, a su izquierda, muy cerca de él.
Caminó hacia allí con precaución, intentando no caerse en la oscuridad, con cada paso crujía el piso de madera. La vela era grande, como si hubiese sido prendida hace muy poco, lo cual lo desconcertó, el lugar parecía totalmente abandonado.
En la misma mesita, al lado de la vela, se encontraba un farol de hierro con una vela dentro, tenía una nota pegada.
"Buena suerte" estaba escrito allí.
-¿Qué significa esto? -dijo él en voz baja, desorientado. ¿Acaso esa nota estaba allí para que el la encuentre? ¿O la encontró de casualidad? No supo decirlo.
Tomó la vela encendida, encendió la vela del farol y lo agarro con su mano izquierda. A diferencia de la luz tenue que daba la vela de la mesa, el farol alumbró el lugar con una luz fuerte. Enseguida notó que se encontraba en una habitación sorprendentemente pequeña, podría recorrerla en 15 pasos sin que estos sean muy largos. Allí habían tres puertas: una en la pared frente a la entrada, otra en la pared de la izquierda y otra en la pared de la derecha.
A diferencia de las otras dos puertas que tenían un aspecto similar a la puerta de entrada, agrietadas y viejas, la puerta frente a la entrada tenía un color marrón oscuro, con un aspecto que daba a entender que era nueva. Desafinaba con el resto de la habitación.
Él se sintió atraído a ella, lo que sea que tenía que hacer allí, tenía que ver con esa puerta, lo supo apenas la vio. Intentó abrirla pero no tuvo éxito, la puerta tenía dos cerraduras doradas. -Si hay cerraduras, tiene que haber llaves- Pensó él.
Ante la falta de opciones, decidió cruzar una de las otras dos puertas, con la intención de buscar las llaves. Avanzó hacia la puerta de la pared izquierda, con su mano libre giró la perilla de la puerta y esta se abrió con un crujido agudo y ensordecedor.
Una ola de aire viciado y un desagradable olor a humedad lo invadieron.
Se encontraba ante un corto y angosto pasillo, la luz del farol ya alcanzaba para alumbrar hasta el final de este. Avanzó lentamente, los crujidos del suelo acompañando cada paso y rompiendo el silencio junto a su respiración. Sobre las paredes del pasillo se posaban 4 cuadros, cada uno de ellos estaba tachado con una gran "X" negra, aunque podía verse que en los cuadros estaba el mismo retrato de una persona, su rostro estaba totalmente escondido bajo la X.
Llegó al final del pasillo y se encontró con una habitación grande, con una mesa larga en el centro, rodeada de sillas, a la derecha vio una estantería llena de libros que estaban al revés, pegados en la parte superior de cada estante, eso le llamó la atención pero siguió recorriendo la habitación. Al lado de la estantería se encontraba un pequeño sofá, y arriba de este, un retrato con la gran X se posaba sobre la pared.
En la parte izquierda de la habitación había una estufa con grandes leños de madera dentro, parecía que alguien había aprontado todo para prenderla, solo que no lo hizo.
Al costado de ella, una pequeña mesita de madera oscura casi pasaba desapercibida, arriba de esta, había un papel con algo escrito. Él acerco la luz del farol y se dispuso a leer.
"No busques lo que no quieres encontrar, sal de aquí mientras puedas." Estaba escrito allí, bajo la firma de "X".
Ni bien terminó de leer esto, la puerta de la habitación se cerró con un fuerte golpe y la luz del farol se apagó dejándolo totalmente a oscuras. Escuchó unos fuertes golpes que provenían de la entrada de la mansión, definitivamente no estaba solo allí.
Su corazón comenzó a latir rápido, tenía miedo. Se quedó inmóvil, sin ser capaz de mover ni un músculo. Quieto estuvo por unos instantes, unos instantes que parecieron horas. Luego de dejar el farol en el piso y aún con miedo, intentó alcanzar la puerta, algo no estaba bien, algo le decía que tenia que salir de allí, de inmediato. Después de manotear el vacío repetidas veces, logró alcanzar la pared y poco a poco fue acercándose al pequeño pasillo. Una vez que llegó a la puerta, intentó abrirla, pero falló una y otra vez. Alguien o algo la había trancado.
Ni bien se rindió en el intento de abrir la puerta, escuchó un ruido a sus espaldas y una luz fuerte invadió la habitación.
Caminó por el pasillo con precaución, avanzando tímidamente.
La estufa estaba prendida, con un fuerte fuego rojizo que alumbraba la habitación entera. La mesa que se encontraba en el centro, estaba dada vuelta, con sus patas hacia arriba y las sillas que la rodeaban estaban replegadas sobre la habitación en distintas posiciones.
Luego vio algo que lo hizo trastabillar. En el retrato con la gran "X" negra que se posaba arriba del sofá, había un cuchillo enterrado justo sobre el centro de la X. Debajo de esto, escrito con tinta negra, estaba escrito "Muerte". Luego de titubear, y recorrer la habitación con los ojos, una, dos y tres veces, para asegurarse de que estaba solo, extendió su mano , agarró el cuchillo y lo colgó del cinturón de su túnica negra. Aunque gran parte del retrato estaba rayado por la X , había algo que le resultaba familiar acerca de él. Comenzó a analizar el cuadro, alzó su mano para tocarlo y ni bien lo tocó este se cayó, rebotó en el sofá y terminó en el piso.
En el lugar en el que estaba colocado, sobre la pared, había un pequeño agujero cuadrado y algo dorado dentro de él algo brillaba tenuemente. Era una de las llaves.
La agarró y la guardó en el bolsillo de su túnica. Ahora solo quedaba una.
Dos puertas, dos llaves, asumió él. Así que cruzó la habitación, recogió una rama que se encontraba en medio del rojizo fuego de la estufa, encendió el farol, lo sostuvo con su mano izquierda y se dispuso a salir de la habitación. Cuando se puso de cara al pasillo, se alertó al notarlo, la puerta estaba abierta.
Avanzó paso a paso con cautela, con el leve crujido del suelo en su contra, hasta llegar a la puerta. Se asomó e inspeccionó la pequeña habitación, la otra puerta de aspecto agrietado estaba abierta también, mientras que la puerta de cerraduras doradas permanecía cerrada. Pensó en lo que decía la nota, podría irse de allí ahora mismo, pero no había nada mas que oscuridad ahí fuera y se sentía atraído a esa puerta de una manera inexplicable, así que luego de vacilar por unos segundos, cruzó la habitación y se dispuso a pasar por la segunda puerta.
Se encontró con otro pequeño pasillo, totalmente igual al de la otra habitación, hasta los retratos con la X estaban minuciosamente colocados en los mismos lugares. Avanzó por el pasillo y se encontró con una escalera de caracol que se descendía en la oscuridad.
Comenzó a bajar por los escalones uno a uno, cuchillo en mano. No tardó mucho en llegar al final de la escalera. Otro pasillo aguardaba por él allí. Con solo dar unos pasos notó una puerta de barrotes de hierro sobre la pared izquierda, muy cerca de él. El pasillo terminaba solo unos centímetros después de donde se encontraba la puerta.
Caminó hasta encontrarse frente a los barrotes y pasando la mano con el farol por uno de los agujeros intentó alumbrar lo que sea que haya detrás de la puerta. Se quedó sin aire cuando vio una silueta negra dentro. Era una persona encapuchada que estaba parada de espaldas a él, contemplando otro retrato con la X igual a los anteriores.
- Al fin me encuentras, ya comenzaba a pensar que eras inútil -Dijo la silueta, con la voz ronca de un anciano.
- ¿Quién eres tú? ¿Qué es este lugar? -Dijo él, acelerado y alzando en cuchillo en forma de amenaza.
- Mi nombre es irrelevante, llámame "el anciano", en cuanto a la otra pregunta, creo que ya sabes la respuesta.-Se dio la vuelta, apenas revelando la boca bajo su capucha -Puedes bajar el cuchillo, joven, yo no soy la verdadera amenaza.
Él dudó, bajó el cuchillo pero aún permanecía cauteloso.
-¿Cómo podría yo saber eso? No tiene sentido, ni siquiera tengo recuerdo alguno de como llegué aquí... A no ser que... JA!, Esto tiene que ser un sueño. - Dijo él, exaltado -Es la única explicación, nada de esto es real. -Liberó un profundo suspiro y dijo nuevamente -Nada de esto es real.
- Tienes razón, esto sí es un sueño... Pero... Eso no significa que no sea real.
- ¿A que te refieres?
- Eso tendrás que averiguarlo solo. Ahora dime -prosiguió el anciano- ¿Has encontrado ya las llaves?
- ¿Cómo es que sabes que estoy buscando las llaves? Dime de una vez, ¡¿Qué demonios está pasando aquí?! -Levantó la voz.
- ¿Acaso eso importa? Deja de ser tan impertinente y contéstame.
- Mejor te calmas, anciano, soy el único que puede sacarte de esa habitación. Así que o te pones a hablar, o me aseguraré de que no salgas.
- ¿Eso crees? - Dijo el anciano y comenzó a reírse- Tú eres quien está atrapado... y como no me contestes, así permanecerás.
Estuvo a punto de insultarlo y seguir insistiendo, necesitaba respuestas, el anciano parecía saberlas aunque solo balbuceaba cosas sin mucho sentido pero a su vez él necesitaba saber más acerca de las llaves y ya habría tiempo para sacarlo de esa habitación donde se refugiaba y ver si seguía esquivando sus preguntas con un cuchillo en el cuello. Así que le siguió el juego.
- Como quieras, he conseguido una llave -La sacó de su bolsillo y se la mostró -Supuse que la otra estaría por aquí, ¿Sabes donde está?
- Aquí no encontrarás nada. Para encontrar la otra llave tendrás que volver a la otra habitación.
- No, eso sí que no. La última vez que estuve allí terminé encerrado y casi me da un infarto.
- Lo siento por eso, pero necesitabas un poco de motivación.
- ¡Fuiste tú! -Gritó, colérico -¿Cómo es que saliste de aquí? ¿Y por qué demonios me hiciste eso? Como te agarre fuera de tus queridos barrotes pobre de ti.
- Como ya te dije, eres tú quién esta atrapado. Y lo hice para ayudarte, ¿acaso no encontraste la llave gracias a eso?
- ¿Pero como es posible que tu hayas hecho eso? Eres un anciano, apenas puedes moverte ¿Y qué hay acerca del mensaje que me dejaste? La palabra "muerte" no me suena a ayuda.
- Lo primero es irrelevante, en cuanto a lo segundo... desde que entraste a la mansión sabes que tienes un cometido, ¿o me equivoco? -él asintió con la cabeza -Has venido a este lugar para matar a alguien. Y ese alguien esta detrás de la puerta... Uno de ustedes matará al otro.
- ¡¿Qué clase de droga te has metido?! Yo no haré nada así, conseguiré las malditas llaves y buscaré la forma de salir de aquí.- dijo él, furioso, aunque una pequeña parte dentro de él le decía que quizás el anciano no estaba tan equivocado.
- No gastaré mi aliento en discutir contigo, después de todo, estamos en el mismo bando. -Dijo el anciano con una calma irracional -Vete ahora.
- Al menos dime donde esta la maldita llave, tu debes saberlo.
- Te corresponde a ti descubrir eso. Lo único que puedo decirte, es que debes buscar donde el conocimiento es inverso.
- Ni me molestare en preguntarte que significa esa idiotez, algo me dice que no me lo dirás.
- Puede que esa sea la única cosa coherente que me has dicho... Ahora escúchame, una vez que consigas la otra llave, ven a buscarme, no te conviene entrar solo a ese lugar... y por si te preguntas quien es, es la persona de los retratos que has visto. Ahora vete. Ya. -se dio la vuelta y siguió contemplando el retrato de la pared en la oscuridad
Él asintió y se dirigió hacia la escalera.
Subió la escalera, y se dirigió a la habitación de la estufa. "Donde el conocimiento es inverso", ¿Qué significa esto? Pensó él mientras caminaba por el pequeño pasillo de la habitación.
Una vez que llegó allí se sentó en el sofá y suspiró. Estaba agotado, no físicamente, mentalmente. Descansó allí por unos minutos mientras pensaba en el acertijo que le dio ese maldito anciano.
Comenzó a recorrer la habitación con sus ojos hasta que se detuvo en la estantería con libros. Esos libros que estaban pegados en la parte superior de los estantes. Notó que había un pequeño libro, en la parte superior derecha, que no estaba pegado.
Se levantó del sofá y lo agarró, tenía algo entre sus páginas: la otra llave dorada.
Eso fue fácil, pensó él. Dejó el libro donde estaba y puso la llave en su bolsillo, junto a la otra.
Ni bien guardó la llave, escuchó golpes muy fuertes provenir de la entrada, y el ruido de tablas de madera rebotando contra el piso seguido de unos pasos rápidos. Algo nada bueno estaba pasando. Asustado, se posicionó contra el rincón de la habitación, cuchillo en mano y esperó expectante ante la oscuridad del pasillo. ¿Era posible que quien sea que esté detrás de la puerta haya salido? No hay forma de que ese anciano pueda moverse tan rápido.
Permaneció allí un minuto, cinco, veinte, no sabría decirlo.
Comenzó a moverse hacia la habitación de las tres puertas, con cada paso aumentaba su miedo. Una vez que llegó allí, se quedó sin aliento. La puerta de las cerraduras estaba totalmente destrozada, los fragmentos que la componían desparramados por el suelo.
Se atrevió a echar un vistazo hacia dentro, no vio más que el comienzo de otro pasillo.
En un arrebato de miedo, intentó abrir la puerta por la que había entrado a la mansión, no le importaba si solo había oscuridad, preferiría estar en cualquier lugar a estar en esa maldita mansión. Abrió la puerta y quedó boquiabierto. Solo había una pared de piedra.
Totalmente agitado y sin saber que hacer, fue corriendo hacia donde estaba el anciano, bajando las escaleras con una velocidad sorprendente.
Corrió por el pasillo y se encontró con la puerta de barrotes abierta totalmente, entró en la habitación y vio al anciano en el rincón de enfrente, con un cuchillo atravesando su cara, había mucha sangre alrededor y con la sangre como tinta, el dibujo de una X ocupaba toda la pared de la derecha.
Un fuerte escalofrío lo recorrió de pies a cabeza y no fue capaz ni de sostener el cuchillo, el cual hizo un ruido seco al caer al piso.
Quedó totalmente inmóvil. ¿Qué clase de monstruo podría hacer algo así? ¿Como podría él matar a el responsable de esto? Quien sea que lo haya hecho, parecía que no era la primera vez que lo hacía.
Un papel blanco sobresalía del bolsillo de la túnica del anciano. Con las piernas y los dedos temblorosos, se acercó y tomó la nota.
"Ya no hay escape, estas muerto desde que pusiste un pie en esta maldita mansión, estamos muertos... Llegué demasiado tarde, ya estamos atrapados." Decía la nota, bajo la firma de X.
Se dejó caer de rodillas al suelo, quedó atónito, inmóvil, desorientado.
Cuando fue capaz de recuperar el aliento, se puso de pie y tomó el cuchillo, ya no era capaz de sentir miedo, solo quería que esto terminara, quería salir de este maldito lugar y lo único que le quedaba por hacer era pasar por donde estaba la puerta de cerraduras doradas y enfrentar a la figura del retrato.
Llevar el farol era muy peligroso, pensó, llamaba demasiado la atención, tenía que intentar verlo a él antes de que él lo vea, así que lo apagó y espero un momento a que sus ojos se acostumbraran a la oscuridad. Tomó el cuchillo y fue escaleras arriba.
Al llegar a la habitación de tres puertas, echó un vistazo rápido en la habitación de la estufa para asegurarse de que no había nadie y entró en la habitación del asesino. Tal como las otras entradas, esta también tenía un pasillo, solo que este era más largo.
Las paredes llenas de dibujos con la letra X, de todas formas y posiciones. llegó al final del pasillo y se encontró con una habitación alumbrada por una tenue luz que provenía de una puerta abierta que tenía a la izquierda. En esta habitación había una cama, un armario y libros tirados por doquier. Se podía escuchar la voz de un hombre que provenía de la puerta abierta.
Se acercó haciendo el menor ruido posible y echó un vistazo por la puerta. Vio la silueta de una persona sentada frente a una mesa de espaldas a donde él se encontraba, en una pequeña habitación que carecía de muebles. La luz de un farol que estaba sobre la mesa proyectaba la sombra del asesino.
-Nos condenó, nos condenó. Tendría que haberse ido, tendría que haberse ido. le avisé, yo le avisé -repetía una y otra vez la voz de la silueta.
Luego de observar la situación por unos segundos, él cruzó la puerta y se acercó hacia el asesino del retrato lentamente, haciendo el menor ruido posible y llevando el cuchillo pronto para atacar si era necesario.
Cada paso que daba, su corazón latía más y más fuerte, sin embargo, el hombre sentado frente a él permanecía totalmente quieto, repitiendo una y otra vez lo mismo.
Se acercó hasta tenerlo al lado y con un movimiento rápido puso su cuchillo sobre el cuello del asesino, este ni se sobresaltó.
Con una risa enfermiza, el asesino habló:
-Vamos, hazlo -dijo, con la risa colándose entre las palabras- Eres un ingenuo, no sabes nada, él te uso, te uso y tu le creíste... ¡Yo te advertí, imbécil! -Dijo ahora cambiando súbitamente el tono, ahora sonaba furioso.
-¿¡De qué estás hablando!? Explícate antes de que te mate, así como mataste al anciano. -Dijo él presionando el filo del cuchillo contra el cuello del asesino cada vez más.
-Ya está todo hecho, ¿No entiendes?¡Estamos muertos! ¡Muertos! ¡Muerte! Esa es la única forma de salir de este maldito lugar, estamos atrapados por tu culpa, él nos encerró, ¡él nos encerró!
El asesino arrebató el cuchillo de las manos de él, alejándolo y tirándolo al piso, y con un movimiento rápido acompañado por un grito desquiciado, se lo clavo a si mismo en la cara.
Él quedó totalmente atónito, ¿Qué acababa de ocurrir? ¿Qué clase de locura tenía ese hombre? ¿Qué estaba tratando de decir?
Se puso de pie y fue hacia el cadáver del hombre. Pero súbitamente comenzó a perder fuerzas en las piernas y cayó al suelo de rodillas, un dolor inmenso comenzó a invadir su cuerpo, poco a poco empezó a perder el aliento, no tenía fuerzas ni para gritar.
Y ahí fue cuando lo vio. El retrato que tantas veces había visto, solo que esta vez, no tenía la X dibujada.
Nunca pudo haberse imaginado lo que había allí. La cara del retrato, era su cara. La persona del retrato era él. Él era el asesino.
Todo se tornó negro y nunca más despertó.
El retrato.
Allí se encontraba él, en medio del inconmensurable e impredecible reino de los sueños. Sometido a sí mismo, prisionero de sus instintos.
He aquí se encontraba él, en la entrada de una lúgubre y provocativa mansión, Sin recuerdo alguno de como llegó a tal lugar. Pero a su vez, tenía un cometido, sabía que estaba allí para hacer algo, no sabía exactamente qué, pero con solo intentar pensar en eso, un escalofrío recorría su cuerpo.
Su larga túnica negra se camuflaba entre la silenciosa y letal oscuridad de la noche que entraba en armonía con el aspecto de dicha mansión, sentía que algo lo llamaba desde allí dentro. Él examinó la vieja puerta de madera de la entrada, la cual se encontraba agrietada y con un color gris, hasta podría decirse que estaba podrida, por lo que dedujo que se encuentra allí hace un largo tiempo.
Se atrevió a mirar hacia atrás, pero no encontró nada mas que oscuridad, abrumadora oscuridad. Luego de un breve pero fuerte suspiro, supuso que lo único que le quedaba por hacer era entrar. Y eso fue lo que hizo. Al cruzar la puerta, un aire frío atravesó su cuerpo. El lugar se encontraba totalmente oscuro, a excepción de una luz tenue que provenía de una vela que se encontraba en una pequeña mesa de madera, a su izquierda, muy cerca de él.
Caminó hacia allí con precaución, intentando no caerse en la oscuridad, con cada paso crujía el piso de madera. La vela era grande, como si hubiese sido prendida hace muy poco, lo cual lo desconcertó, el lugar parecía totalmente abandonado.
En la misma mesita, al lado de la vela, se encontraba un farol de hierro con una vela dentro, tenía una nota pegada.
"Buena suerte" estaba escrito allí.
-¿Qué significa esto? -dijo él en voz baja, desorientado. ¿Acaso esa nota estaba allí para que el la encuentre? ¿O la encontró de casualidad? No supo decirlo.
Tomó la vela encendida, encendió la vela del farol y lo agarro con su mano izquierda. A diferencia de la luz tenue que daba la vela de la mesa, el farol alumbró el lugar con una luz fuerte. Enseguida notó que se encontraba en una habitación sorprendentemente pequeña, podría recorrerla en 15 pasos sin que estos sean muy largos. Allí habían tres puertas: una en la pared frente a la entrada, otra en la pared de la izquierda y otra en la pared de la derecha.
A diferencia de las otras dos puertas que tenían un aspecto similar a la puerta de entrada, agrietadas y viejas, la puerta frente a la entrada tenía un color marrón oscuro, con un aspecto que daba a entender que era nueva. Desafinaba con el resto de la habitación.
Él se sintió atraído a ella, lo que sea que tenía que hacer allí, tenía que ver con esa puerta, lo supo apenas la vio. Intentó abrirla pero no tuvo éxito, la puerta tenía dos cerraduras doradas. -Si hay cerraduras, tiene que haber llaves- Pensó él.
Ante la falta de opciones, decidió cruzar una de las otras dos puertas, con la intención de buscar las llaves. Avanzó hacia la puerta de la pared izquierda, con su mano libre giró la perilla de la puerta y esta se abrió con un crujido agudo y ensordecedor.
Una ola de aire viciado y un desagradable olor a humedad lo invadieron.
Se encontraba ante un corto y angosto pasillo, la luz del farol ya alcanzaba para alumbrar hasta el final de este. Avanzó lentamente, los crujidos del suelo acompañando cada paso y rompiendo el silencio junto a su respiración. Sobre las paredes del pasillo se posaban 4 cuadros, cada uno de ellos estaba tachado con una gran "X" negra, aunque podía verse que en los cuadros estaba el mismo retrato de una persona, su rostro estaba totalmente escondido bajo la X.
Llegó al final del pasillo y se encontró con una habitación grande, con una mesa larga en el centro, rodeada de sillas, a la derecha vio una estantería llena de libros que estaban al revés, pegados en la parte superior de cada estante, eso le llamó la atención pero siguió recorriendo la habitación. Al lado de la estantería se encontraba un pequeño sofá, y arriba de este, un retrato con la gran X se posaba sobre la pared.
En la parte izquierda de la habitación había una estufa con grandes leños de madera dentro, parecía que alguien había aprontado todo para prenderla, solo que no lo hizo.
Al costado de ella, una pequeña mesita de madera oscura casi pasaba desapercibida, arriba de esta, había un papel con algo escrito. Él acerco la luz del farol y se dispuso a leer.
"No busques lo que no quieres encontrar, sal de aquí mientras puedas." Estaba escrito allí, bajo la firma de "X".
Ni bien terminó de leer esto, la puerta de la habitación se cerró con un fuerte golpe y la luz del farol se apagó dejándolo totalmente a oscuras. Escuchó unos fuertes golpes que provenían de la entrada de la mansión, definitivamente no estaba solo allí.
Su corazón comenzó a latir rápido, tenía miedo. Se quedó inmóvil, sin ser capaz de mover ni un músculo. Quieto estuvo por unos instantes, unos instantes que parecieron horas. Luego de dejar el farol en el piso y aún con miedo, intentó alcanzar la puerta, algo no estaba bien, algo le decía que tenia que salir de allí, de inmediato. Después de manotear el vacío repetidas veces, logró alcanzar la pared y poco a poco fue acercándose al pequeño pasillo. Una vez que llegó a la puerta, intentó abrirla, pero falló una y otra vez. Alguien o algo la había trancado.
Ni bien se rindió en el intento de abrir la puerta, escuchó un ruido a sus espaldas y una luz fuerte invadió la habitación.
Caminó por el pasillo con precaución, avanzando tímidamente.
La estufa estaba prendida, con un fuerte fuego rojizo que alumbraba la habitación entera. La mesa que se encontraba en el centro, estaba dada vuelta, con sus patas hacia arriba y las sillas que la rodeaban estaban replegadas sobre la habitación en distintas posiciones.
Luego vio algo que lo hizo trastabillar. En el retrato con la gran "X" negra que se posaba arriba del sofá, había un cuchillo enterrado justo sobre el centro de la X. Debajo de esto, escrito con tinta negra, estaba escrito "Muerte". Luego de titubear, y recorrer la habitación con los ojos, una, dos y tres veces, para asegurarse de que estaba solo, extendió su mano , agarró el cuchillo y lo colgó del cinturón de su túnica negra. Aunque gran parte del retrato estaba rayado por la X , había algo que le resultaba familiar acerca de él. Comenzó a analizar el cuadro, alzó su mano para tocarlo y ni bien lo tocó este se cayó, rebotó en el sofá y terminó en el piso.
En el lugar en el que estaba colocado, sobre la pared, había un pequeño agujero cuadrado y algo dorado dentro de él algo brillaba tenuemente. Era una de las llaves.
La agarró y la guardó en el bolsillo de su túnica. Ahora solo quedaba una.
Dos puertas, dos llaves, asumió él. Así que cruzó la habitación, recogió una rama que se encontraba en medio del rojizo fuego de la estufa, encendió el farol, lo sostuvo con su mano izquierda y se dispuso a salir de la habitación. Cuando se puso de cara al pasillo, se alertó al notarlo, la puerta estaba abierta.
Avanzó paso a paso con cautela, con el leve crujido del suelo en su contra, hasta llegar a la puerta. Se asomó e inspeccionó la pequeña habitación, la otra puerta de aspecto agrietado estaba abierta también, mientras que la puerta de cerraduras doradas permanecía cerrada. Pensó en lo que decía la nota, podría irse de allí ahora mismo, pero no había nada mas que oscuridad ahí fuera y se sentía atraído a esa puerta de una manera inexplicable, así que luego de vacilar por unos segundos, cruzó la habitación y se dispuso a pasar por la segunda puerta.
Se encontró con otro pequeño pasillo, totalmente igual al de la otra habitación, hasta los retratos con la X estaban minuciosamente colocados en los mismos lugares. Avanzó por el pasillo y se encontró con una escalera de caracol que se descendía en la oscuridad.
Comenzó a bajar por los escalones uno a uno, cuchillo en mano. No tardó mucho en llegar al final de la escalera. Otro pasillo aguardaba por él allí. Con solo dar unos pasos notó una puerta de barrotes de hierro sobre la pared izquierda, muy cerca de él. El pasillo terminaba solo unos centímetros después de donde se encontraba la puerta.
Caminó hasta encontrarse frente a los barrotes y pasando la mano con el farol por uno de los agujeros intentó alumbrar lo que sea que haya detrás de la puerta. Se quedó sin aire cuando vio una silueta negra dentro. Era una persona encapuchada que estaba parada de espaldas a él, contemplando otro retrato con la X igual a los anteriores.
- Al fin me encuentras, ya comenzaba a pensar que eras inútil -Dijo la silueta, con la voz ronca de un anciano.
- ¿Quién eres tú? ¿Qué es este lugar? -Dijo él, acelerado y alzando en cuchillo en forma de amenaza.
- Mi nombre es irrelevante, llámame "el anciano", en cuanto a la otra pregunta, creo que ya sabes la respuesta.-Se dio la vuelta, apenas revelando la boca bajo su capucha -Puedes bajar el cuchillo, joven, yo no soy la verdadera amenaza.
Él dudó, bajó el cuchillo pero aún permanecía cauteloso.
-¿Cómo podría yo saber eso? No tiene sentido, ni siquiera tengo recuerdo alguno de como llegué aquí... A no ser que... JA!, Esto tiene que ser un sueño. - Dijo él, exaltado -Es la única explicación, nada de esto es real. -Liberó un profundo suspiro y dijo nuevamente -Nada de esto es real.
- Tienes razón, esto sí es un sueño... Pero... Eso no significa que no sea real.
- ¿A que te refieres?
- Eso tendrás que averiguarlo solo. Ahora dime -prosiguió el anciano- ¿Has encontrado ya las llaves?
- ¿Cómo es que sabes que estoy buscando las llaves? Dime de una vez, ¡¿Qué demonios está pasando aquí?! -Levantó la voz.
- ¿Acaso eso importa? Deja de ser tan impertinente y contéstame.
- Mejor te calmas, anciano, soy el único que puede sacarte de esa habitación. Así que o te pones a hablar, o me aseguraré de que no salgas.
- ¿Eso crees? - Dijo el anciano y comenzó a reírse- Tú eres quien está atrapado... y como no me contestes, así permanecerás.
Estuvo a punto de insultarlo y seguir insistiendo, necesitaba respuestas, el anciano parecía saberlas aunque solo balbuceaba cosas sin mucho sentido pero a su vez él necesitaba saber más acerca de las llaves y ya habría tiempo para sacarlo de esa habitación donde se refugiaba y ver si seguía esquivando sus preguntas con un cuchillo en el cuello. Así que le siguió el juego.
- Como quieras, he conseguido una llave -La sacó de su bolsillo y se la mostró -Supuse que la otra estaría por aquí, ¿Sabes donde está?
- Aquí no encontrarás nada. Para encontrar la otra llave tendrás que volver a la otra habitación.
- No, eso sí que no. La última vez que estuve allí terminé encerrado y casi me da un infarto.
- Lo siento por eso, pero necesitabas un poco de motivación.
- ¡Fuiste tú! -Gritó, colérico -¿Cómo es que saliste de aquí? ¿Y por qué demonios me hiciste eso? Como te agarre fuera de tus queridos barrotes pobre de ti.
- Como ya te dije, eres tú quién esta atrapado. Y lo hice para ayudarte, ¿acaso no encontraste la llave gracias a eso?
- ¿Pero como es posible que tu hayas hecho eso? Eres un anciano, apenas puedes moverte ¿Y qué hay acerca del mensaje que me dejaste? La palabra "muerte" no me suena a ayuda.
- Lo primero es irrelevante, en cuanto a lo segundo... desde que entraste a la mansión sabes que tienes un cometido, ¿o me equivoco? -él asintió con la cabeza -Has venido a este lugar para matar a alguien. Y ese alguien esta detrás de la puerta... Uno de ustedes matará al otro.
- ¡¿Qué clase de droga te has metido?! Yo no haré nada así, conseguiré las malditas llaves y buscaré la forma de salir de aquí.- dijo él, furioso, aunque una pequeña parte dentro de él le decía que quizás el anciano no estaba tan equivocado.
- No gastaré mi aliento en discutir contigo, después de todo, estamos en el mismo bando. -Dijo el anciano con una calma irracional -Vete ahora.
- Al menos dime donde esta la maldita llave, tu debes saberlo.
- Te corresponde a ti descubrir eso. Lo único que puedo decirte, es que debes buscar donde el conocimiento es inverso.
- Ni me molestare en preguntarte que significa esa idiotez, algo me dice que no me lo dirás.
- Puede que esa sea la única cosa coherente que me has dicho... Ahora escúchame, una vez que consigas la otra llave, ven a buscarme, no te conviene entrar solo a ese lugar... y por si te preguntas quien es, es la persona de los retratos que has visto. Ahora vete. Ya. -se dio la vuelta y siguió contemplando el retrato de la pared en la oscuridad
Él asintió y se dirigió hacia la escalera.
Subió la escalera, y se dirigió a la habitación de la estufa. "Donde el conocimiento es inverso", ¿Qué significa esto? Pensó él mientras caminaba por el pequeño pasillo de la habitación.
Una vez que llegó allí se sentó en el sofá y suspiró. Estaba agotado, no físicamente, mentalmente. Descansó allí por unos minutos mientras pensaba en el acertijo que le dio ese maldito anciano.
Comenzó a recorrer la habitación con sus ojos hasta que se detuvo en la estantería con libros. Esos libros que estaban pegados en la parte superior de los estantes. Notó que había un pequeño libro, en la parte superior derecha, que no estaba pegado.
Se levantó del sofá y lo agarró, tenía algo entre sus páginas: la otra llave dorada.
Eso fue fácil, pensó él. Dejó el libro donde estaba y puso la llave en su bolsillo, junto a la otra.
Ni bien guardó la llave, escuchó golpes muy fuertes provenir de la entrada, y el ruido de tablas de madera rebotando contra el piso seguido de unos pasos rápidos. Algo nada bueno estaba pasando. Asustado, se posicionó contra el rincón de la habitación, cuchillo en mano y esperó expectante ante la oscuridad del pasillo. ¿Era posible que quien sea que esté detrás de la puerta haya salido? No hay forma de que ese anciano pueda moverse tan rápido.
Permaneció allí un minuto, cinco, veinte, no sabría decirlo.
Comenzó a moverse hacia la habitación de las tres puertas, con cada paso aumentaba su miedo. Una vez que llegó allí, se quedó sin aliento. La puerta de las cerraduras estaba totalmente destrozada, los fragmentos que la componían desparramados por el suelo.
Se atrevió a echar un vistazo hacia dentro, no vio más que el comienzo de otro pasillo.
En un arrebato de miedo, intentó abrir la puerta por la que había entrado a la mansión, no le importaba si solo había oscuridad, preferiría estar en cualquier lugar a estar en esa maldita mansión. Abrió la puerta y quedó boquiabierto. Solo había una pared de piedra.
Totalmente agitado y sin saber que hacer, fue corriendo hacia donde estaba el anciano, bajando las escaleras con una velocidad sorprendente.
Corrió por el pasillo y se encontró con la puerta de barrotes abierta totalmente, entró en la habitación y vio al anciano en el rincón de enfrente, con un cuchillo atravesando su cara, había mucha sangre alrededor y con la sangre como tinta, el dibujo de una X ocupaba toda la pared de la derecha.
Un fuerte escalofrío lo recorrió de pies a cabeza y no fue capaz ni de sostener el cuchillo, el cual hizo un ruido seco al caer al piso.
Quedó totalmente inmóvil. ¿Qué clase de monstruo podría hacer algo así? ¿Como podría él matar a el responsable de esto? Quien sea que lo haya hecho, parecía que no era la primera vez que lo hacía.
Un papel blanco sobresalía del bolsillo de la túnica del anciano. Con las piernas y los dedos temblorosos, se acercó y tomó la nota.
"Ya no hay escape, estas muerto desde que pusiste un pie en esta maldita mansión, estamos muertos... Llegué demasiado tarde, ya estamos atrapados." Decía la nota, bajo la firma de X.
Se dejó caer de rodillas al suelo, quedó atónito, inmóvil, desorientado.
Cuando fue capaz de recuperar el aliento, se puso de pie y tomó el cuchillo, ya no era capaz de sentir miedo, solo quería que esto terminara, quería salir de este maldito lugar y lo único que le quedaba por hacer era pasar por donde estaba la puerta de cerraduras doradas y enfrentar a la figura del retrato.
Llevar el farol era muy peligroso, pensó, llamaba demasiado la atención, tenía que intentar verlo a él antes de que él lo vea, así que lo apagó y espero un momento a que sus ojos se acostumbraran a la oscuridad. Tomó el cuchillo y fue escaleras arriba.
Al llegar a la habitación de tres puertas, echó un vistazo rápido en la habitación de la estufa para asegurarse de que no había nadie y entró en la habitación del asesino. Tal como las otras entradas, esta también tenía un pasillo, solo que este era más largo.
Las paredes llenas de dibujos con la letra X, de todas formas y posiciones. llegó al final del pasillo y se encontró con una habitación alumbrada por una tenue luz que provenía de una puerta abierta que tenía a la izquierda. En esta habitación había una cama, un armario y libros tirados por doquier. Se podía escuchar la voz de un hombre que provenía de la puerta abierta.
Se acercó haciendo el menor ruido posible y echó un vistazo por la puerta. Vio la silueta de una persona sentada frente a una mesa de espaldas a donde él se encontraba, en una pequeña habitación que carecía de muebles. La luz de un farol que estaba sobre la mesa proyectaba la sombra del asesino.
-Nos condenó, nos condenó. Tendría que haberse ido, tendría que haberse ido. le avisé, yo le avisé -repetía una y otra vez la voz de la silueta.
Luego de observar la situación por unos segundos, él cruzó la puerta y se acercó hacia el asesino del retrato lentamente, haciendo el menor ruido posible y llevando el cuchillo pronto para atacar si era necesario.
Cada paso que daba, su corazón latía más y más fuerte, sin embargo, el hombre sentado frente a él permanecía totalmente quieto, repitiendo una y otra vez lo mismo.
Se acercó hasta tenerlo al lado y con un movimiento rápido puso su cuchillo sobre el cuello del asesino, este ni se sobresaltó.
Con una risa enfermiza, el asesino habló:
-Vamos, hazlo -dijo, con la risa colándose entre las palabras- Eres un ingenuo, no sabes nada, él te uso, te uso y tu le creíste... ¡Yo te advertí, imbécil! -Dijo ahora cambiando súbitamente el tono, ahora sonaba furioso.
-¿¡De qué estás hablando!? Explícate antes de que te mate, así como mataste al anciano. -Dijo él presionando el filo del cuchillo contra el cuello del asesino cada vez más.
-Ya está todo hecho, ¿No entiendes?¡Estamos muertos! ¡Muertos! ¡Muerte! Esa es la única forma de salir de este maldito lugar, estamos atrapados por tu culpa, él nos encerró, ¡él nos encerró!
El asesino arrebató el cuchillo de las manos de él, alejándolo y tirándolo al piso, y con un movimiento rápido acompañado por un grito desquiciado, se lo clavo a si mismo en la cara.
Él quedó totalmente atónito, ¿Qué acababa de ocurrir? ¿Qué clase de locura tenía ese hombre? ¿Qué estaba tratando de decir?
Se puso de pie y fue hacia el cadáver del hombre. Pero súbitamente comenzó a perder fuerzas en las piernas y cayó al suelo de rodillas, un dolor inmenso comenzó a invadir su cuerpo, poco a poco empezó a perder el aliento, no tenía fuerzas ni para gritar.
Y ahí fue cuando lo vio. El retrato que tantas veces había visto, solo que esta vez, no tenía la X dibujada.
Nunca pudo haberse imaginado lo que había allí. La cara del retrato, era su cara. La persona del retrato era él. Él era el asesino.
Todo se tornó negro y nunca más despertó.
- FlopiTerraCDLADMIN
- Mensajes : 319
Re: El retrato
13.08.15 18:10
Wow!
Sin palabras Fonto
Me encantó. Me mantuvo atrapada durante toda la trama. Impresionante, en serio.
Seguí así tenes UN TALENTO ENORME .
¡Wow!
Sin palabras Fonto
Me encantó. Me mantuvo atrapada durante toda la trama. Impresionante, en serio.
Seguí así tenes UN TALENTO ENORME .
¡Wow!
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.